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— ¿Y si les hablamos?— la voz de Guardado cerca de su oído lo hizo reaccionar.

— ¿Qué?

—Vamos a hablarles, total, es mi deber como líder integrarlos a todos ¿Qué no?

—Y-yo...— titubeó pero antes de poder decir algo más, su mejor amigo lo tomó por el antebrazo para recorrer el campo hasta donde los tres sujetos estaban ya descansando y conversando.

—Chécate lo que tienes que hacer para que no piensen que estás wey. — Ochoa arqueó una ceja sin comprender y ambos se acercaron al pequeño grupo. — ¿Qué tal estás che? — preguntó Guardado acercándose a Lionel mientras movía una de sus manos.

— ¿Qué haces? ¿Por qué hablas como pendejo?— murmuró Memo detrás suyo con un gesto de confusión.

—Estoy hablando el idioma. — le respondió con seguridad.

—Sí sabés que puedo entenderte perfectamente sin necesidad de que hablés como pelotudo y con modismos que ni tú mismo entendés ¿Verdad?— preguntó el castaño haciendo a Ochoa soltar una pequeña risita.

—Lo siento. — musitó Memo en respuesta haciendo que el argentino lo mirara con una leve sonrisa dibujada en su rostro.

—Vos debes ser del equipo también ¿No?­— preguntó al rizado.

—Sí, yo... Soy el portero.

— ¿Tu nombre?

—Ah sí, Guillermo, puedes decirme Memo, casi nadie me dice por mi nombre.

—Tenés un lindo nombre.

—Gracias...

—Yo me llamo Lionel Andrés Messi... Vos podés llamarme como gustes, Guille. — extendió su mano y Ochoa algo dudoso y sintiendo la palma sudar estrechó su mano con la de Messi.

Experimentando esa cosa de la que su madre solía hablarle todo el tiempo cuando era niño:

Las "mariposas en el estómago."

—Sí hola, yo también existo ¿Sabías?— interrumpió Guardado la interacción haciendo a Ochoa y Messi carraspear un poco la garganta y separar la unión en sus manos. —No es por presumir pero yo soy el capitán del equipo.

—Qué... Genial.

—Y qué curioso, yo también me llamo Andrés, tocayaso. — palmeó con brusquedad el hombro de Messi que sobó el área algo confundido. —Y ¿En dónde vives? Maso menos para ir calculando qué tanto te vas a tardar en llegar a tu casa y que el piojo no se mame tanto con los entrenamientos.

—Es... Un lugar que se llama Condesa, creo.

— ¿Desde aquí te vas a la condesa? No chingues, qué regalo de dios, vives bien cerca.

—Sí, algo así... Aunque aún trato de entender el transporte acá.

—Tranquilo, cuando nosotros llegamos de Guadalajara nos pasaba lo mismo, pero está bien fácil, en metro llegas a cualquier lado ¿Sí o no Memo?— preguntó sin embargo los ojos cafés de Memo no dejaban de mirar anonadado la belleza en Lionel que sin duda lo había cautivado. —Sí o no Memo. — masculló codeando a su amigo.

—Este... Sí, llegas bien rápido a donde sea. — titubeó haciendo soltar una leve risita Messi.

— ¿Vos estás bien? Parecés como perdido o algo así.

—Nunca me había sentido tan bien de hecho. — el contrario apretó los labios formando una pequeña sonrisa que sin pensarlo, Ochoa correspondió.

—Y qué, ¿Por qué están aquí o qué?— una vez más Andrés siendo inoportuno a los ojos de Guillermo que sólo se limitó a soltar un poco de aire por la nariz.

—Bueno, en la escuela nos ofreció la oportunidad de conocer un poco más sobre la cultura de otros países, y desarrollar otras habilidades que servirán en un futuro.

—Ah... ¿Y por qué ustedes tres? — a Ochoa llegaba a desesperarle que su amigo fuera tan preguntón.

—No es por alardear pero nosotros tres resultamos ser de los mejores promedios de la clase.

—No lo dudo. — musitó Memo casi en un suspiro.

—Carlos y Sergio son estudiantes buenísimos, además de ser mis mejores amigos. — comentó. —Es más, estoy comenzando a creer que incluso tengo muy buena suerte como para que el destino me haya traído hasta acá. — movió los ojos de Guardado para pasarlos rápidamente por el rostro de Guillermo. —Considero que hay cosas muy interesantes por acá...— agregó mirando de nueva a cuenta a Andrés.

—No pues... Está chido.

—También conseguí un trabajo como mesero en una cafetería, eso me ayuda a mí y a mis padres a pagar mis estudios.

—Y entonces si vamos a dónde trabajas ¿Te pichas los desayunos?

—Andrés. — murmuró Guillermo como regaño mientras lo codeaba.

— ¿Pichar? — preguntó Lionel sin comprender.

—Invitar, pues.

—Oh... Pues, si vos lo querés, no tendría ningún problema, pero de preferencia vos no vayas. — Ochoa ladeó la cabeza sin comprender. —No puedo permitirme distracciones en el trabajo si no quiero que me echen. — de nueva cuenta comenzó ese estúpido sonrojo en su rostro.

—Me siento con el derecho de externar mi incomodidad, así que... Mejor los dejo. — Andrés se dió la vuelta dejando a Lionel y Memo solos.

—A veces es un poquito mamón, pero no te preocupes, es buen amigo.

— ¿Mamón?— preguntó frunciendo el ceño. —La forma en que vos y tu amigo hablan es demasiado rara, bueno, en general la forma en la que todos acá hablan es rara. Hace rato ese de allá me dijo "Che vato alzado". — dijo señalando de manera discreta a Vela quien conversaba con Javier.

—Ah... Es Carlos, igual no le hagas caso, está medio wey. — dijo haciendo un gesto restándole importancia. —Bueno, por lo que veo yo te daré la bienvenida al equipo ya que nuestro queridísimo capitán se fue a sepa la chingada donde. — murmuró viendo detrás suyo. —Así que... Espero que te agrade estar aquí. — agregó volviendo la vista al castaño.

—Con vos como compañero, ten por seguro que así será. — una vez más estrecharon las manos y Messi guiñó uno de sus ojos.

—Yo... Tengo que irme porque, tengo que volver con mis amigos y más al rato tengo clase y... Seguramente tú también, y eso.

—Entonces te veo más tarde.

—Sí...— como no queriendo se separaron del agarre y Ochoa dió unos cuántos pasos atrás antes de correr de vuelta con sus amigos.

Definitivamente ese era su ser amado.

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𝘏𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘰𝘤í ||𝘔𝘦𝘴𝘴𝘪 𝘹 𝘖𝘤𝘩𝘰𝘢|| (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora