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Stade de France, Saint-Denis, Francia 2034.

"Argentina campeón del mundo".

Era el encabezado de todos y cada uno de esos periódicos junto con las fotos del capitán de la selección argentina, Lionel Messi, sosteniendo orgulloso la copa con el resto de sus compañeros de equipo.

— ¡Mi papito es campeón del mundo!— se meneaba Lucciana una y otra vez entre los brazos de Lionel quien estaba sentado en el podio, finalizando la ceremonia de cierre del mundial.

—Y lo soy gracias a vos, Mate y a papá.

— ¿No importa que hayas sacado al equipo de mi papito Memo del mundial y hasta hayas hecho chillar a mi tío Javi?— preguntó la menor con inocencia.

—Bueno, en primera quiero aclarar que eso no fue intencional, es una competencia, mi niña.

Mateo se abalanzó a ambos para abrazarlos y luego besar la copa.

—Yo siempre confié en vos.

—Gracias Matito. — abrazó al niño nuevamente y al separarse de él acarició su cabello rizado. — ¿Dónde está papá?

—Dice que no quiere bajar, se quedó en el palco solito. — interrumpió Lucci haciendo a Lionel fruncir el ceño.

— ¿Por?

—Ya sabes cómo es la afición pa, por todo la hacen de emoción. — ahora fue Mateo quien habló.

Mientras en el campo era celebración para los nuevos campeones de la copa del mundo, comenzaban a llegar los ataques por parte de la afición mexicana mentándole la madre a Guillermo Ochoa, alegando que éste se había dejado meter gol a propósito con tal de que su esposo pudiera ganar la copa.

Esas y otras tantas eran las desventajas de que dos jugadores los cuales estaban casados, se enfrentaran en una competencia de esa magnitud.

Ochoa apagó su teléfono antes de suspirar, a pesar de estar completamente solo en el palco para poder llorar decidió no hacerlo; y sobre todo esas ganas se esfumaron al escuchar la voz de su esposo en el televisor del palco.

La verdad es que, no tengo mucho que decir sinceramente; solamente que éste logro fue gracias a toda la selección argentina, a la afición, a nuestro director técnico que nos ha apoyado día y noche para poder seguir; y sobre todo creo que la mayoría estamos agradecido con nuestras familias por ser motor de cada uno de nosotros. — observó a Lionel en el televisor, con Lucciana sobre sus hombros y Mateo detrás jugando con Benjamín, el hijo de Kun, sólo dos años menos que él.

¿Algo más que desee decir el campeón del mundo?

Sólo quiero decir que me importa una mierda si vos que estás viendo esto, pensás que Guille se dejó ganar; lo que hemos logrado como selección es gracias a nuestro esfuerzo y si Guille y la selección mexicana llegó hasta donde llegó fue por su mérito propio, fueron incluso capaces de eliminar al anfitrión de este mundial y yo los aprecio a todos y cada uno de ellos. Y si vos mirás esto Guille, te necesito acá conmigo, con el Matu y con Lucci, no es lo mismo sin vos.

Aún con ese mensaje por parte del campeón del mundo, Ochoa no se salvó de ser atacado a diestra y siniestra en redes sociales.

Estaba acostumbrado, pero también estaba cansado.

—Pinche gente. — soltó Mateo con molestia para así cambiar de canal.

— ¡Mateo!— regañó Lionel como siempre acostumbraba.

𝘏𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘰𝘤í ||𝘔𝘦𝘴𝘴𝘪 𝘹 𝘖𝘤𝘩𝘰𝘢|| (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora