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Una familia estaba reunida en la habitación de un buen hospital, al menos Guillermo estaba feliz de que esta vez no fue en uno público, en fin, privilegios.
Dos adultos y un pequeño niño observaban con delicadeza al diminuto ser humano entre los brazos de Ochoa, el portero del azulcrema no podía sentirse más afortunado de tener lo que tenía.
—Ay papi, está re fea. — soltó Mateo acurrucándose a un lado de Memo en aquella cama de hospital.
El menor no apartaba aquellos ojos avellana del rostro arrugado y rosado de su hermanita.
—Pinche chamaco irrespetuoso me cae de madre. — negó Javier observando del otro lado de la ventana con brazos cruzados.
—Ah pero qué tal cuando Mate nació le andabas diciendo narizón. — respondió Andrés antes de mirar a Hernández.
—Cállate pendejo, quedamos que íbamos a fingir que eso nunca pasó.
—Yo no pienso que esté fea, mi niño... Es muy preciosa así como tú cuando naciste. — respondió Guillermo dando un pequeño toque en la barbilla de Mateo.
—Pero está toda arrugada y rara... ¿Por qué se ve fea? No parece un bebé.
—Yo opino que es re linda mi princesa. — musitó Lionel con ilusión mientras observaba a su pequeña florecita.
Claramente eso hizo a Mateo fruncir el ceño de inmediato.
—Ya me voy con mi tío Andrés. — soltó Mateo con molestia para bajar de la cama y salir del cuarto.
—Mato. — apenas y alcanzó a decir Lionel antes de que Mateo azotara la puerta.
El fuerte estruendo hizo a la pequeña Lucciana hacer un gesto que significaba que pronto comenzaría a llorar, así que al instante Guillermo siseó para que ésto no ocurriera.
—Bueno, ¿Y éste qué se trae? Pensé que su muina ya le había pasado cuando vió a Lucci en ultrasonido. — dijo en medio del siseo y con cuidado descubrió la carita de la bebé. —Vaya hermanito tan berrinchudo que te fue a tocar mi niña.
—Ora ¿Y éste qué?— musitó Chicha con incertidumbre al ver a Mateo sentarse en las sillas de metal.
Con los pies arriba de éstas, los brazos cruzados y un pequeño puchero formado en sus labios.
— ¿Qué haces? ¿Por qué no estás adentro con tus papás?— preguntó Andrés con cautela mientras se sentaba junto a su sobrino.
—Mis papitos ya no me quieren. — soltó en un hilo de voz y abrazó a Guardado.
— ¿De dónde sacaste eso o qué? No manches. — preguntó Hernández hincándose a la altura de ambos.
—Mi papito Lionel voló desde bien lejos nada más para ver a la bebé y no a mí. — respondió entendiéndose muy apenas lo que dijo debido a que estaba llorando.
—No Mateo, estás pero si bien mal, chaparrín. — Guardado tomó al menor en sus brazos para sentarlo en su regazo. —Yo soy fiel testigo desde el día uno que andabas en la panza de tu apa Memo, que te quieren un chorro.
—No es cierto.
—Mato, te lo digo neta. — Mateo negó y Guardado y Javi se miraron sin saber qué hacer para consolar al niño. —Te lo juro Matito tomatito, es más, que me parta un rayo si no es cierto.
—Uy pues ya mamaste por chismoso, bzzzz. — soltó Chicharito simulando lanzar un rayo y Guardado se retorció haciendo reír a Mateo.
—Mira, al menos ya te hicimos reír, ya es algo ¿Apoco no?— Mateo asintió limpiando sus ojos.
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𝘏𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘰𝘤í ||𝘔𝘦𝘴𝘴𝘪 𝘹 𝘖𝘤𝘩𝘰𝘢|| (Editada)
Fanfiction𝘎𝘶𝘪𝘭𝘭𝘦𝘳𝘮𝘰 𝘖𝘤𝘩𝘰𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘶𝘥𝘪𝘢𝘯𝘵𝘦 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘌𝘕𝘗 6 𝘺 𝘱𝘰𝘳𝘵𝘦𝘳𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘦𝘲𝘶𝘪𝘱𝘰 𝘥𝘦 𝘧ú𝘵𝘣𝘰𝘭 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘦𝘴𝘤𝘶𝘦𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘯𝘰𝘤𝘦 𝘢 𝘓𝘪𝘰𝘯𝘦𝘭 𝘔𝘦𝘴𝘴𝘪, 𝘶𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘶𝘥𝘪𝘢𝘯𝘵𝘦 𝘢𝘳𝘨𝘦𝘯𝘵𝘪𝘯𝘰 𝘯𝘶𝘦𝘷𝘰 𝘦...