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Pasaron uno, dos, tres, cuatro...

Cinco meses.

El primer mes de Mateo fue difícil, les costaba adaptarse a una vida y horarios con un bebé de por medio.

Y a veces sus amigos no ayudaban del todo.

—Chispitas. — Javier lanzó el agua que humedecía sus dedos, logrando que ésta cayera directo en el rostro de Mateo.

—Pendejo, le echaste agua en la cara. — el bebé lloro con intensidad mientras Chicha miraba a Memo como perrito regañado.

—Si no tenés nada mejor que hacer, salíte de acá.

—Desde que son papás se volvieron bien aguados. — murmuró antes de salir del baño y Memo soltó un suspiro algo agotado.

—Ya va, yo termino de bañarlo, salí si vos lo necesitás, puedo controlarlo.

De esto Guillermo sacaba que Lionel como padre, definitivamente no era un pendejo, ni un inútil.

Hacía su chamba con madre.

Para el segundo mes, comenzó a ser más lindo todo, y sobre todo gracias a la ayuda de sus amigos...

— ¡Guillermo, no mames!— escuchó el grito desde su cuarto y rápidamente Ochoa dejó su tarea de preparar el biberón de Mateo para correr hacia el lugar.

— ¿Qué? ¿Qué pasó?— preguntó preocupado.

— ¡Mateo me mió la cara!— gritó Vela con asco mientras se limpiaba la cara una y otra vez con la toallita húmeda. —Esto me saco por quererme hacer el niñero, putas mamadas.

En el tercer mes, la convivencia con "tamalito" comenzaba a ser más amena para todos.

—A ver, di tío. — dijo Andrés en silabas mientras Mateo sólo lo miraba. —Tío, a ver repite.

—Que no, dice. — soltó Gio acostándose a un lado de Guardado sobre la cama.

—Tú cállate.

—Brrr. — balbuceó Mateo mientras miraba a Andrés y llevaba ambas manos a su boca.

En el cuarto mes, Lionel se sentía más que feliz de ser padre...

— ¡Upa upa!— Mateo soltó una mínima carcajada contagiando a Lionel que lo sostenía en el aire.

—No le hagas así baboso, le vas a sumir la mollera. — Ochoa regañó a Messi para quitar a Mateo de sus brazos.

— ¡Pa!— balbuceó en un grito y pataleó en los brazos de Memo.

Eso sólo podía significar una cosa.

—Te cargué 8 meses en mi vientre y por poco me muero ¿Y así me pagas?— dijo Ochoa de mala forma mientras devolvía a Mateo a los brazos de Messi.

—Me re ama ¿Verdad que sí Mate?— preguntó Lionel antes de atacar la mejilla de su hijo con un montón de besos.

Era increíble como el tiempo pasaba, Memo sentía que habían pasado tan sólo semanas desde aquella noche tan terrorífica en el hospital en espera de que Mateo naciera... Sin embargo aquello sólo era un recuerdo, un amargo recuerdo convertido en una pequeña personita de ojitos brillantes y risita encantadora.

Así que una pequeñísima reunión para el mes 5 de Mateo no sonaba nada mal.

— ¿Qué acaso vos no pensás comer Francisco Guillermo?— preguntó Lionel con molestia mientras se hacía paso a la cocina.

𝘏𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘰𝘤í ||𝘔𝘦𝘴𝘴𝘪 𝘹 𝘖𝘤𝘩𝘰𝘢|| (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora