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El primer mes de novios entre Lionel y Memo resultaba maravilloso, como de película gringa de amor... Todo un sueño.

Por supuesto, cuando Carlos y Javier no le recomendaban a Lionel hacer pendejadas que según ellos iban a ser buenas para Memo.

Parecía que el argentino no comprendía que esos dos cabrones no eran de fiar.

—Chécate, vas a llegar, vas a tomar vuelo, y le vas a acomodar una nalgada. — dijo Chicha mientras Lionel veía a lo lejos a Memo conversar con Andrés.

— ¿No crees que eso a Memo vaya a molestarle?

—Al contrario checito, aquí es una manera muy común de demostrar el amor entre parejas. — insistió.

—Ya cuando le acomodes la nalgada, le vas a decir "Buen día culón". Vas a ver el besote que te va a dar. agregó Vela.

Seguramente que si Kun hubiera estado ahí, lo hubiera detenido de hacer semejante estupidez para decirle:

"¿De verdad que vos no entendés verdad, pelotudo?"

Pero para suerte de Hernández y Vela, eso no pasaría, al menos hoy.

Y como buen inocente que era, hizo caso a lo aconsejado, acercándose al de por sí enojón Guillermo quien ahora lo era el doble, para darle una buena nalgada.

—Buenos días... Culón. — saludó con una amplia sonrisa y Memo lo único que hizo fue darle una cachetada.

Pero lo de Messi parecía ir de error en error, problema que tenía recientemente gracias a que Guillermo aún no terminaba de comprender que tenía un novio argentino... Y un poquito menso, así que debía ser demasiado específico la mayor parte del tiempo.

— ¿Me das una cachetada?— Lionel había leído que el líbido solía aumentar en esos meses específicos del embarazo.

Pero jamás creyó que Memo fuera de esos.

— ¿Perdón?— preguntó en caso de haber oído mal.

—Que me des una cachetada.

— ¿Vos estás seguro mi rulitos?

—Si no me das una cachetada, te voy a soltar un madrazo.

—Como gustes. — intentó ser ligero cuando repentinamente estampó la palma de su mano contra la mejilla de su novio. — ¿Así o más fuerte? ¿También querés que te diga cosas sucias?

— ¿Qué te pasa pendejo?— exclamó en un grito que hizo pegar un pequeño salto a Lionel. —No mames, me refería al dulce ¡Un dulce! Son unas chingaderas planas de colores que están en la alacena.

—Ah... ¿Vos hablás de esto?— preguntó caminando a la cocina para mostrarle empaque.

— ¡Sí!

—Bueno, yo no tengo la culpa de que acá le pongan nombres tan raros a las cosas.

Y ahora Guillermo había dejado recientemente la escuela, con 7 meses de gestación ya era básicamente imposible continuar con los estudios.

Y Lionel trabajaba día y noche para que las personas que más amaba tuvieran lo necesario...

—Hola mi bonito. — saludó Lionel entrando a la habitación. —No sabés lo mucho que los extrañé.

—Nosotros también, un montón, hubieras visto al Mate, de seguro cuando sea grande va a ser futbolista... Al menos él si va a poder cumplir lo que nosotros ya no... ¿Verdad?— musitó evitando no sonar triste.

𝘏𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘰𝘤í ||𝘔𝘦𝘴𝘴𝘪 𝘹 𝘖𝘤𝘩𝘰𝘢|| (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora