One Shots de [Buddie] (Buck X Eddie) (9-1-1)

Estrés y dolor

La mañana no había comenzado fácil para Buck: acaba de finalizar la llamada con su abogado explicándole que la demanda presentada por él mismo había concluido.
Y en realidad, no sabía cómo sentirse luego de eso. Volvería a ser un bombero en todos los términos y estaría con su equipo, su familia, pero ¿a qué costo? La respuesta le causaba mucho temor.

Intentando despejar sus pensamientos - que parecían repetirse una y otra vez - se levantó de su cama deshecha, bajó a la cocina y no se preocupó en desayunar. Tampoco podía hacerlo porque su heladera se encontraba completamente vacía. ¿Cómo no se había dado cuenta de eso?

Con algo de pesadez, Buck tomó la llave de su vehículo de la encimera y se dirigió al exterior. Aunque se encontró con un cielo nublado y con indicios de lluvia, comenzó a sentir un extraño calor en todo su cuerpo, uno típico de la fiebre. Quizás no era nada, una sensación pasajera, se dijo a sí mismo.
Sin más que hacer, tomó su camino hacia la tienda de comestibles más cercana, a la que llegó en apenas cinco minutos. Se deslizó fuera del auto, ahora no solo sintiendo ese repentino calor corporal, sino también sudor en su espalda. Su respiración se agitó.
No entendía que le sucedía, así tan de repente, solo sentía sus pensamientos - sobre la demanda, sus consecuencias, Eddie y Christopher, la estación - como una carga.
Un dolor agudo en la parte posterior de su cabeza lo hizo tambalearse contra su auto, era demasiado fuerte, incluso sus ojos dolían. Escuchó que alguien hablaba a su lado.

-¿Te encuentras bien? - le preguntó una joven frente a él. Lucía una expresión amable pero preocupada.

Buck intentó explicarle lo que pasaba pero las palabras no salían de su boca, se sentía débil hasta para hablar. El suelo pareció temblar bajo sus pies y el dolor de cabeza aumentó.
La chica lo agarró de un hombro pero era demasiado tarde: Buck se desplomó en el suelo, apenas conciente, junto a su auto.

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Las inconfundibles luces blancas de un hospital lo despertaron, eran tan intensas como el dolor en su cabeza que no disminuyó en absoluto. Buck resopló agotado, de todo.
Miró alrededor de toda la habitación blanca pero como era lo esperado, no encontró a nadie haciéndole compañía y se sintió mucho peor. El calor en su cuerpo persistía también. Sintió que podría tomar varias tabletas de pastillas si eso lo haría sentirse mejor.

¿Sería capaz de llamar a Eddie y pedirle que lo retire del hospital? ¿O a Bobby? Lo dudó mucho, quizás ellos ni siquiera le hablarían por semanas luego de la demanda, su traición a la estación 118.

De repente oyó pasos apurados fuera de la habitación, una voz femenina dando indicaciones médicas y por último, alguien entró como un tornado enfurecido: era Eddie Díaz.
Su mirada siendo una mezcla de enojo y angustia se posó sobre Buck de inmediato, quién no podía terminar de creer que estuviera ahí, viendolo sobre una cama de hospital - otra vez - y confundido.

- Te preguntaría si estás bien, pero la respuesta es bastante obvia. - dijo Eddie acercándose a Buck.

Otra vez Buck estaba sin poder decir una palabra. Sea como sea, no sabía que le diría: ¿perdón por la demanda? ¿te extrañé más que cualquier otra cosa en mi vida?¿Chris está bien?

- El hospital me llamó. - continúo Eddie, tan serio que asustaba - Dijeron que una chica te ayudó.

- Si. - fue lo único que salió de Buck y se sintió algo estúpido. Quería decir decenas de otras palabras.

Eddie terminó su avance cuando sus rodillas tocaron el soporte metálico de la cama y su mano se encontraba muy cerca del brazo de Buck. Su mente era un desastre de preocupación, alivio y ganas de abrazar a su compañero.