Maestra Kim | Chaesoo

27° [J - R]

[JISOO]

—Nayeon, déjame en paz —gruño alejándome y siguiendo el camino por donde Rosé se ha ido.

Nayeon me persigue y me detengo, es mejor que la saque de aquí antes de que alguien más nos vea.

—Ven —camino en dirección a la salida trasera de la universidad.

Ella me sigue hasta el estacionamiento e intenta besarme nuevamente pero la detengo.

—No —me alejo y la miro molesta—. Nayeon, déjame en paz.

—Aún me amas, ¿por qué seguir lastimandonos? —intenta acercarse y me alejo aún más.

—¿Porque tú me lastimaste? No lo sé, Nayeon. Tal vez por eso —me cruzo de brazos y suspiro—, no quiero estar contigo, probablemente... te habría aceptado, pero ya no...

El rostro de Rosé aparece en mi mente y suspiro. Mierda, no quiero que crea que voy a volver con Nayeon, porque no es así.

Quiero estar con ella, incluso si todo el día me estoy preguntando si es correcto o no. Ella me gusta, en serio me gusta.

—Chu... Amor —murmura ella— ¿Qué cambió entre éstos días? ¿Qué hizo que te olvidaras de mí?

Giro mis ojos y enseguida entiendo.

Rosé.

Rosé cambió el hecho de que yo no esté arrastrandome por Nayeon.

—Me gusta alguien más, y no me interesa volver contigo, Nayeon.

—¿Qué? ¡Me besaste! —grita molesta.

—Baja la voz —murmuro calmada—. Tú me besaste, yo correspondí el beso, asumo mi culpa, pero eso no significa que quiera volver contigo, Nayeon.

—¡¿Por qué lo hiciste entonces?! —grita nuevamente.

—Porque no puedo borrar tantos años de relación en una semana, no dije que no te quiera o que no me provoques nada, dije que simplemente mi tiempo de ser imbécil ha pasado, y me gusta otra persona, quiero estar con alguien más —suspiro y me alejo en dirección a la entrada—. ¿Y sabes algo? Ésta persona me hace bien... déjame ser feliz de una vez, Nayeon. Tú y tu familia me han lastimado por años. Me cansé.

Ella se queda con la palabra en la boca mientras ingreso nuevamente a la universidad.

Ahora sólo queda hablar con Rosé y... que me escuche sin estar molesta.

[ROSÉ]

—¿Entonces se besó con Im y tú estás molesta? —pregunta Félix entregándome una coca.

—Molesta no es la palabra que usaría... estoy celosa, y... no quiero verla, porque estar celosa me pone triste, muy triste —murmuro y Félix me abraza unos segundos.