33° [Rosé]

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—¿Y qué quieres que te diga, Jennie? Se fue a una cena con amigos, sólo eso dijo —la castaña se pasea de un lado a otro en el departamento. Yo estoy en boxers y un hoodie tres tallas más grande, estoy sentada sobre el sofá descansando mientras la pizza está lista.

—¿Por qué a una cena? Creí que no sé... venían a casa y se comían entre ustedes —murmura.

Yo comienzo a reír. Amo a ésta chica.

—Sí, pero hoy estaba molesta, le pedí un beso y sólo rozó mi mejilla —murmuro avergonzada de haberle dicho que la quería—. Incluso le dije que la quería, Jennie. Golpeame tan fuerte que logres borrar mi rostro, lo necesito.

—Rosé, no exageres. Ella también te quiere, todo el tiempo me pregunta sí me has dicho algo sobre ella... quiere impresionarte a diario —habla sonriente—. Me gusta que se gusten, por primera vez alguien vale la pena para ella.

—Eso lo dices porque casi follamos —murmuro—, no porque realmente lo valga.

Jennie se acerca a mi lado y gira los ojos.

—Jennie. No hagas eso, me molesta —gruño y ella me golpea suavemente.

—Me importa una mierda sí te molesta —giro mis ojos— tú lo haces.

—Yo. Tú no tienes permiso.

—Tú no me ordenas que hacer —gruñe ella.

Ti ni mi irdinis qii hicir —la imito y giro mis ojos—. Enana y quejumbrosa, eso eres.

—Y tú eres una... —me observa— como si pudiese sacarte un defecto, maldita sea.

—Ya sé, soy perfecta —me río y ella gira los ojos— Jennie.

Se levanta riendo y me dice que la ayude con la pizza. Ojalá pudiese comer pizza siempre, los viernes son viernes de pizza... ¡Ojalá todos los días fuesen viernes!

—¿Rosé? ¿Traes boxers de...?

—Sí, son las chicas súper poderosas. ¿Acaso nadie disfruta los dibujitos? —murmuro molesta—. Tu hermana siempre se asombra al ver mis-... —me detengo sabiendo lo que se viene.

—Es decir... que ya follaron —Jennie se burla, me quedo callada—. ¡Oh, Dios! No sabía que a mi hermana aún le gustaba divertirse.

—Joder, Jennie. No le digas que te lo he dicho, ya sabes como se pone con todo ésto de la diferencia de edad.

—Hablando de eso... —murmura—, supe que su-... Haein está en la ciudad, llegó hace unos meses.

—Haein... no recordaba si me dijo el nombre o no... ¿Pasa algo con eso? —murmuro.

—No sé si lo sabe, pero podría ser malo si llegan a verse —murmura ella—. ¿Te quedarás mucho aquí?

—¿Estás echandome de la casa de tu hermana? —pregunto fingiendo estar dolida—. No, ella insistió en que me quede esta semana mientras mi hermano se va de casa... luego me voy nuevamente.

—¿Tu hermano traidor? —Niego— ¿Tienes más hermanos? —Asiento— Joder. Presentame a uno.

—Sólo tengo dos, ambos mayores de edad, pero si quieres a Jimin, ahí lo tienes —murmuro.

—No lo vi bien —habla rápidamente—. ¿Luego de eso te irás? —Asiento— ¿No puedes quedarte más tiempo? Le haces bien.

—Quieta. No, no puedo... no debería ni siquiera estar aquí ahora, pero, tu hermana me mima mucho, no me quejo —me encojo de hombros.

—¿Y eso? Con Nayeon no podía. Ella era muy tosca para dejar que Jisoo la cuide, y Jichu tiene ese... instinto de cuidar a los demás como no lo hicieron con ella.

Maestra Kim | Chaesoo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora