_13 Un comportamiento extraño_

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   Nuevamente pasó el tiempo, y dos días después Dipper se decidió en gastar lo que ganó en la cabaña saliendo a comer con su hermana. El día anterior ella finalmente se había instalado en su cuarto, y se había despedido de Grenda, quién le había permitido quedarse en su casa hasta que su pieza estuviera lista.

   —Mabel, ¿querés salir a comer? —preguntó finalmente el castaño una hora después de desayunar. Los ojos de su hermana se iluminaron, y muy emocionada asintió con la cabeza.

   La preparación de ambos fue simple, Dipper llevó el dinero necesario, y entre ambos gemelos llevaron algunas cosas para caminar en el bosque nuevamente. Su semana libre estaba terminando, y ya el siguiente día Mabel debía volver a sus turnos en la cabaña, y la siguiente le tocaba a él. Quería despejarse un poco de todo el asunto de Billy, pues originalmente el plan era ese, despejar su mente y pasar tiempo con Mabel y los tíos Stanford y Stanley.

   Una vez estuvieron listos y llegó la hora acordada, le avisaron a su tío que Billy se quedaría bajo su cuidado, y que bajo cualquier inconvenientes se le permitía hacer uso de la violencia. Por otro lado, Bill observó toda la escena con atención, y se limitó a despedirse apenas los gemelos Pines terminaron de hablar con el viejo.

   —Que les valla bien. —mencionó indiferente. Cómo siempre, la castaña se puso feliz por el gesto del rubio, y saltó sobre él para abrazarlo a modo de despedida. Bill simplemente quedó tieso, no pudo ni reprocharle el gesto, ni corresponderlo. Lo primero porque sucedió rápido y no tuvo tiempo de hacerlo, y lo segundo simplemente porque no quiso.

   _Volveremos lo más pronto posible. —exclamó con una gran sonrisa antes de irse de la cabaña con Dipper.

   Así fue como el anciano decrépito y el joven escuálido quedaron a solas.

   Stanley se encargó de administrar la cabaña en su mejor momento, esa hora en que había mayor clientela, mientras que Bill simplemente se quedó en el cuarto de Dipper mirando el techo, viendo cómo el tiempo pasaba.

   Finalmente Stan se dio un descanso apenas la gente en el local disminuyó y fue con Billy. Sabía que, según lo que le dijo su sobrina, el muchacho era un chico asocial que prefería no acercarse a la gente. Un chico orgulloso y caprichoso al que no le gustaba mucho el tener una conversación con otros.

   Teniendo en cuenta que en un futuro cercano o lejano el joven podía llegar a trabajar para él, no podía permitir que sea tan apático, iba a espantar a los clientes. Pero también había una pequeña pizca de bondad, muy, muy, muy en el fondo que lo impulsaba a hacer el intento de sacar a ese muchacho de su cascarón.

[ . . . ]

   Después de pasar toda la semana con Billy, a los gemelos les resultaba extraño el separarse de él. Incluso Dipper se sentía raro al no tener cerca al irritante muchacho.

   —¿No sentís como que nos falta una pequeña dosis de ironía en nuestras conversaciones? —preguntó la castaña cuando llegó su orden de hamburguesas.

   —Pensé que era el único. —respondió soltando un suspiro —. No puedo creer que nos hayamos acostumbrado tan rápido a Billy, ni siquiera pasó tanto tiempo.

   —Si contamos desde el día en que apareció en el bosque hasta hoy, podemos decir que estuvimos con él por... —hizo una pequeña pausa para sacar la cuenta —. Cinco días, casi una semana.

   Ambos hermanos se sorprendieron, en teoría no se habían despegado del pobre rubio en todo ese tiempo, ya sea por estar vigilándolo, o por intentar llevarse bien con él. Eso explicaba porque les extrañaba el estar sin él en esos momentos.

_Nuevo comienzo_ BilldipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora