_9 Cuenta regresiva para el regreso de Stanford _

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   Había pasado la noche y, milagrosamente, Bill seguía vivo. Había estado la mitad de su velada con fuertes dolores de estómago y náuseas, realmente le había hecho mal el comer tanto y de manera tan poco saludable, según le explicó Dipper.

   Para su desgracia él había sido elegido como su compañero de cuarto, mientras que Mabel optó por ir a casa de Grenda mientras el tío Stan le preparaba el cuarto en el cual, años antes, habían encontrado la alfombra que cambiaba cuerpos. Obviamente removieron la alfombra del lugar, solo para evitar problemas en el futuro.

   Dipper había dormido peor que el rubio, pues sus quejidos habían sido insoportables, y más de una vez tuvo que levantarse para llevarle un poco de agua, té de manzanilla o jengibre. Parecía que el joven realmente estaba sufriendo, pero aún así logró descansar mejor que él. Ahora Billy estaba felizmente comiendo un gran tazón de cereales con leche, y si llegaba a enfermarse de nuevo podía morirse tranquilo, porque Dipper no volvería a desvelarse por el mal autocuidado del mayor.

   Mabel por su parte había regresado corriendo de la casa de Grenda para desayunar con el rubio y su hermano, sin perder la oportunidad de burlarse de lo lento que comía el último. Él por su parte solo siguió haciendo sus anotaciones sobre Billy.

   Había tomado la decisión de tomar nota sobre todo aquello que pudiera sobre el moreno para así tener un registro de su personalidad, hábitos y quizá, solo quizá ver algo que hubiera pasado por alto en su momento. Por ahora solo tenía un par de cosas sin sentido, pero capaz al final resultara en una especie de rompecabezas, lo cual animaba a Dipper a seguir con su investigación.

   Volviendo con Bill, el se encontraba comiendo la gran y deliciosa combinación de cereales con leche que Mabel le había preparado apenas llegó de la casa de su amiga. Parecía totalmente renovada a diferencia de él y el pino, pero aún así supuso que era por la energía natural que ella tenía.

   La mañana hasta ese momento se había limitado a reiterados intentos por parte de la mayor de los gemelos para tener una conversación fluida con Billy, este dándole respuestas cortantes como siempre mientras comía, y el menor de los hermanos preguntando a la castaña sobre su estadía en lo de Grenda.

   Finalmente luego de unos veinte minutos de diferencia Stanley hizo acto de presencia con una actitud sorpresivamente alegre. Tomó el calendario de la pared y pasó página para el mes siguiente.

   –¿Saben lo que es esto? – Preguntó señalando la fecha remarcada con rojo. Si los tres jóvenes tomaban la pregunta de forma literal responderían que era un calendario viejo con una fecha resaltada. Pero sabiendo que más bien se refería a lo que esta última representaba, realmente no tenían ni la menor idea, por lo cual negaron con la cabeza. – ¡Es el tiempo que falta para que Stanford regrese de su viaje! Se que extrañan a su tío después de tanto tiempo. – Exclamó abriendo los brazos.

   Bill se ahogó apenas oyó la noticia, pues no era exactamente lo que quería oír teniendo en cuenta su situación.

   «Solo faltan dos semanas» Pensó mientras trataba de recuperar el aire, mientras Mabel corría por un vaso de agua y Dipper muy a duras penas golpeaba la espalda del moreno.

   –¿Porqué te atragantarse? – Fue lo primero que dijo el pino apenas el joven regresó a la normalidad. No se refería al acto en sí, sino al momento en que sucedió.

   –¿Acaso no puedo hacerlo o qué? – Nuevamente y para sorpresa de nadie el ambiente se estaba tornando hostil, causando que Mabel tuviera que intervenir de nuevo.

   –Ni piensen en armar una escena, apenas comenzamos el día, así que no los quiero ver peleando. –Tras una breve pausa preguntó – ¿Terminaron de desayunar?

   Dipper miró su tazón, al ver que efectivamente estaba vacío anotó en su cuaderno lo que había pasado con Billy y, una vez se quitó los anteojos que había estado usando hasta ese momento respondió.

   –Sí

   Bill por su parte consideró seriamente su respuesta, no había terminado pues se había entretenido analizando todo el ambiente. Entre las extrañas anotaciones del pino, la noticia del regreso de Stanford y su ahogamiento con los cereales no estaba seguro de si seguir comiendo o no. Aún así, era peor tener que salir nuevamente con la castaña, pues la última vez no salió muy bien parado.

   Antes de que siquiera pudiera responder sintió un jalón de su brazo izquierdo, sabía perfectamente lo que eso significaba y, reconociendo que representaba un nuevo “viaje” con la estrella fugaz, se preparó mentalmente para todo lo malo que podía llegar a suceder en el camino.

_Nuevo comienzo_ BilldipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora