_25 No muy discretos_

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   Bill despertó antes de que la alarma sonara. Había estado ansioso desde el día anterior, la simple idea de que la castaña estuviera sufriendo por su culpa, a pesar de que ese había sido su deseo desde antes de su regreso, le estaba carcomiendo la cabeza.

   Ya ni siquiera sabía qué era lo que quería, y ese hecho se lo dejaba más que claro.

   Salió de la habitación y se dirigió al cuarto de la muchacha, solo para encontrarse con Stanford custodiando la entrada.

   –Desde que regresé, noté que siempre venís al cuarto de mí sobrina. – Su voz era amenazante, pero a pesar de eso, Bill no tenía intenciones de dejarse intimidar esa vez.

   –Sí. Se puede decir que es mí figura materna. – Bromeó el “menor”, que al notar la seriedad del anciano, adoptó la misma actitud. – Me siento más seguro sabiendo que ella está cerca. – Ford notó que hablaba en serio, pero aún así no era suficiente.

   –No me importa que te sientas seguro, me importa que mí familia lo esté. Así que tengo una pequeña advertencia para darte. – Se acercó al rostro del más bajo, poniendo su mano derecha sobre el hombro del moreno. – Si llegas a ser una amenaza, yo mismo me voy a encargar de eliminarte. Y si algo llega a pasar, serás el primero al que culpe.

   Bill se había puesto tenso, pero puso su mejor cara antes de responder al hombre de seis dedos.

   –En ese caso, es bueno que ninguna de esas cosas valla a pasar ¿Cierto? – Dijo antes de bajar a la cocina. Su intención había sido entrar al cuarto de la castaña, y ver si obtenía alguna pista sobre el origen de su malestar. Pero tal parecía que debería esperar para eso.

   Poco después llegó Dipper, con quién preparó el desayuno como de costumbre.

   El castaño se pasó el tiempo que tuvieron a solas observando al mayor. Tanto él como su hermana habían llegado a la conclusión de que tenía un rostro bonito. No era la séptima maravilla, pero tampoco era un rostro al cual catalogar como común. Agradecía que Billy no fuera de los que observaban a la gente mientras realizaba alguna tarea, pues le ahorraba los problemas de tener que evitar ser descubierto.

   Se preguntaba qué era lo que había despertado sus sentimientos por él. Su aspecto estaba descartado, pues de ser por este, habría caído por él desde el primer momento. Quizá había sido su personalidad, aunque algunos aspectos de ella le generaban algunas dudas.

   Había algo que prefería ignorar, y era el hecho de pensar que su atracción por el moreno se debía a la actitud que tenía con él. Alguien que lo apreciaba y lo trataba decentemente.

   No era que rechazara su amabilidad, o que no fuera algo que llamara su atención. Era más algo personal. Si esa había sido realmente la razón, los rumores que circulaban por su escuela serían ciertos (capítulo 19).

   La voz de Billy lo sacó de sus pensamientos, regresando su cabeza a la tierra.

   –¿No crees que Mabel está tardando demasiado? – Preguntó el mayor. Tenía razón, la castaña estaba tardando más que de costumbre.

   –Voy a ver qué pasa. – Dijo Dipper, siendo detenido por el rubio.

   –Mejor voy yo. Vos sabés manejar mejor el fuego. – Se excusó al ver que solo faltaban preparar los huevos revueltos. Al no recibir ninguna objeción, se dirigió nuevamente al cuarto de la menor.

   Apenas llegó fue recibido por la castaña, quien lo llamó por su nombre.

   –Billy… – La voz de Mabel era temblorosa, parecía como si fuera a llorar. Lo había estado esperando desde hace un rato, se había tardado bastante. Ella se encontraba arrodillada frente a su cama.

_Nuevo comienzo_ BilldipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora