Capítulo: 7

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Mabel- Mad love

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—¡By, baja ya! —. Grito bajando las escaleras.

—Voy, voy—. argumenta, sale de su habitación.

La bocina del auto suena, By corre escaleras abajo casi cayendo, salgo de la casa con Byna detrás, Mateo se encuentra en la ventana de un lujoso auto negro, nos llama con la mano, aprieto mis manos con los nervios a punta.

—Buenos días —. Le saludo, Byna lo saluda con alzando la mano.

Noto a otro sujeto de conductor mientras el esta de copiloto y nosotras atrás.

—Buenos días, ¿como están?

—Bien—. Decimos al unísono.

Noto a mi amiga diferente, lo de sus padres es algo que le afecta y no se como puedo ayudarla, eso me frustra.

Quiero que este bien, que este emocionada y feliz.

—Supongo que nerviosas, un pajarito me dijo que era su primer traslado ¿no?, a las jóvenes tienen muchas inseguridades, me hijo fue un caso difícil. —nos comenta.

Un dato nuevo, tiene un hijo.

—Si, es algo nuevo para nosotras, como la habrá dicho ese pajarito, no estamos acostumbradas a muchos cambios—. Respondí, By miraba las calles con demasiada atención es algo que hace cuando algo anda mal, siempre es muy integrada a las conversaciones, raro.

Sé muy bien que ese pajarito es mi madre, recuerdo lo que me dijo ayer, ¿como será la relación de ellos?, ¿mamá tendrá todavía sentimientos por el?.

No tengo ni la menor idea, por desgracia.

Asintió y no volvió a pronuncia otra palabra más en la trayectoria, fueron diez minutos, un edificio enorme apareció en frente, su color era difícil de olvidar, un amarillo que con los nervios sentí orcadas, si casi me vómito.

Lindo color, noten mi sarcasmo. Debe de ser un pecado ponerle ese color tan llamativo a un edificio tan grande.

Desearía en estos momentos ser de las personas que les vale todo, aunque a mi me valen muchas cosas pero no todas, el auto se detuvo y todo mi cuerpo se puso rígido.

Aunque no se note mucho, las opiniones de las personas me afectan mucho.

El salió del auto, hicimos lo mismo.

—Vamos—. Nos dio un vistazo y comenzó a adentrarse a las instalaciones.

Byna tomó mi mano y las entrelazamos, un guardia apareció en nuestro campo de visión, Mateo le dijo algo que no logre escuchar y nos dejó seguir, los enormes pasillos fue lo que nos recibió, habían pocas personas, gracias al señor, algunos nos voltearon a ver con curiosidad, todos muy lindos, deberían de ser modelos.

Ni comparada a mi antiguo instituto, todos unas ratas calvas, sin ofender a mi profe de matemáticas.

Mateo toco la puerta del director, ¿por que lo se?, por el enorme rótulo que esta en la puerta remarcado con color rojo, estoy segura que casi le pone coranzoncito y florecitas.

Ruedo los ojos.

Ridículo.

—Adelante—habló una voz de él interior.

Al adentrarnos a la oficina, lo primero en llamar mi atención, son las cabezas de animales disecados, un perro, una cabra, una serpiente, un venado y el más sorprendente un lobo negro se veía tan real que juro que lo vi parpadear, perturbador.

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