Capítulo: 24

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Ego— Willy William

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Narra Angelo

Intento ponerme de pie, aprieto la herida en mi abdomen, la textura de mi sangre de escurre en mis dedos, camino a la salida, todo es un silencio tan intenso, mi niña te encontraré lo juro.

Después de que me la arrebataron nos atacaron, mis hombres y yo terminamos en el bosque peleando, en mi caso terminé en una cueva, la luz del día me da, todavía no oscurece, avanzo con dificultad entre las plantas, minutos después de deambular puedo mirar mi casa a lo lejos, un hombre me mira y corre a mi.

No dice nada solo me ayuda a caminar, llegando a la puerta de mi casa mis rodillas tiemblan y caen, todo mi cuerpo me duele estoy seguro que esta pasando algo malo, pierdo la vista.

Narra Aby

Siento mi cuerpo acostado en algo muy suave, el miedo me abarca cuando no puedo moverme hablar ni siquiera puedo abrir mis ojos, cuerdas son amarradas en mis muñecas y son socadas tanto que siento que me van cortar las manos, seguido siento dos que me toca la mejilla y un aliento repugnante se acerca a mi.

—Sabes que tu noviesito la está pasando muy mal, nadie vendrá por ti — Habla y se aleja por el sonido de la madera.

No, Angelo es el fuerte no puede pasarle nada, necesito que me saquen de aquí, se escucha los pasos de alguien, tocan mi brazo un pinchazo intento moverme pero es inútil, sacan lo que supongo es una aguja.

—Buen sueño, no recordarás nada de esto ni siquiera recordarás quien eres. — susurro pero pude escuchar, dejo de pensar y todo mis pensamientos se detienen y siento morir, no puedo respirar y me duelen mis huesos, intento moverme pero no puedo maldita sea.

Voy a morir aquí y no quiero.

Mi cuerpo de por sí está muerto mis pensamientos están en mismo camino.

Abro mis ojos y me levanto, estoy agitada, miro donde estaba acostada una pequeña cama, mi alrededor es un tipo cueva, no veo casi nada pero en algunos lugares tienen más claridad, sigo caminando siguiendo la pared rocosa por unos minutos más, llego a un lago, el agua es tan cristalina que puedo mirar las piedras del fondo del fondo del agua sale una luz que alumbra todo el sitio, mi instinto me domina, me arrodillo y meto mis manos en ella esta cálida.

—¿Quién eres tú? — me habla una mujer vestido de blanco ella está al otro lado del lago.

—Me llamo Aby ¿tu eres? — me pongo de pie, ella camina y se mete al agua nada hasta que llego donde me encuentro, sale del agua y noto que es más alta su cabello es negro pero tiene mechones blancos su piel es pálida sus ojos son celeste, su mirada transmite amabilidad pero algo más su mirada es de tristeza.

—No tengo nombre, tus ojos son peculiares — habla, sube su mano y toca mi mejilla, su mano está mojada y fría, no me muevo es raro pero no me siento incomoda por su acción.

—¿Qué es este lugar? ¿Qué hago aquí? —le pregunto, mi pecho comienza a doler levemente.

— Es un lugar para descansar, aunque tenía mucho que hacer pero me arrebataron mi vida, no se que haces aquí si no estas muerta— habla, toco mi pecho asustada, ¿estoy muerta, es eso?

—No puede ser, no puedo estar muerta, ¿como puedo salir de aquí? — ella se aleja asustada, ¿dije algo malo?

—No hay forma de salir, nadie sale de aquí, ¡No! — grita y retrocede hasta caer al lago, corro y me tiro también intento sostenerla pero ella patalea descontrolada, la tomo del cuello ella grita, la jalo a la orilla ella queda acostada en suelo mientras yo intento respirar con normalidad.

Me levanto, estoy perdiendo el tiempo necesito salir de aquí y esta claro que no me ayudará, camino por donde ella vino.

—¿A donde vas?

—Voy a buscar como salir de aquí — ella me toma del brazo y me gira hacia ella.

—No hay forma de salir de aquí entiende— me suelto de su agarre y alzo mi mirada.

—No tengo nada que entender, voy a encontrar la salida si no vas ayudarme no me molestes—suelto, miro su rostro de sorpresa antes de caminar.

—Esta bien te ayudare — habla, me detengo y volteo a verla, esta encorvada mirando el suelo, camina hasta a mi— Vamos sígueme.

Caminamos unos minutos, cada tanto el camino se vuelvo más difícil, los huecos y piedras no son fácil de esquivar además que no llevamos luz, cada tanto casi dejo mi cara en el suelo, mientras la mujer camina como si nada, quiero preguntar que es lo que está pasando pero temo que se enojo por joder tanto y ya no me ayude.

Al rato llegamos a un barranco, la mirada de ella se queda  perdida en el abismo, me asusto cuando pequeños animales comienzan a volar alrededor de nosotras, ella me toma de la mano para tranquilizarme, los animales son cada vez más hasta que se vuelve una nube negra de ellas, en medio de ellos logró ver imágenes es una anciana en una fogata, esta amarrada y una mujer se acerca a ella, se dicen algo que hace enojar a la chica que le prende fuego, mi corazón se encoje ante esa escena, sus ojos son parecidos a los de ella, oh Dios mío es ella, ella murió así, ¿quien pudo ser tan cruel?

La nube negra desaparece, dejando el silencio y mis pensamientos en un desastre, tomadas de las manos caminamos hasta la orilla del precipicio, miro abajo, la caída no se ve con fin pero no tengo miedo, con ella hace que me sienta confiada.

—¿Quieres hacer algo? — me pregunta.

—Que cosa.

—Hablar con alguien — me responde, Angelo.

— Si, como lo hago— ella fija su mirada en mi rostro.

—Cierra tus ojos y imagina su rostro— lo hago, respiro cierro mis ojos y imagino su cabello sus ojos su boca, abro mis ojos al sentir un cosquilleo, Angelo se encuentra acostado en su habitación.

—Angelo despierta— me siento a su lado y tomo su mano, el abro sus ojos y se sorprende al verme y se tira a abrazarme, esto es algo que realmente necesitaba.

—Dios ¿estas bien? ¿Qué es lo que paso? — me pregunta.

—Angelo no soy real, quiero decir que no estoy ahora aquí estoy en otro lugar— su rostro es de confusión.

—¿Como que no estas aquí? Te toque— habla confundido y toma mi mano para comprobar.

—Angelo buscame por favor, pase lo que pase quiero que sepas que te quiero — hablo sus ojos brillan acompañado con una sonrisa que se borra cuando me alejo.

Abro mis ojos estoy al lado de la mujer nuevamente, aprieto su mano y suspiro espero que funcione.

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