Capítulo: 18

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Love me like you do— Ellie Goulding

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El dolor en mi estómago me ha e despertarme, camino al baño y sorpresa, aquí esta la roja de visita, me pongo una toalla y salgo, en la cocina está Byna, ella mira su teléfono y sonríe.

Que día más mierda, no tengo energía ni para caminar, Byna por fin se despega el teléfono de la cara, la miro hastiada.

—Dios, no me mires así— pone el teléfono en la encimera.

—¿Por que no hay comida hecha? — le reclamo, a ella le toca hoy, a pero si hago lo mismo me pelea toda la bendita mañana.

—Que humor, ya voy— se da la vuelta.

Me siento en una silla, miro mi teléfono, tengo un mensaje de Mateo, desde que descubrí todo eso de los hombres lobo, nuestra relación no tenemos la misma confianza, solo nos recoje y nos deja en el cole, de un buenos días no pasa, un segundo, ¿mi madre sabe de todo lo que hay aquí?, no lo había pensado.

Al final mi amiga descubrió porque mi estupendo humor, desayune y me aliste, tengo que comprar materiales para un trabajo, resulta que volví la favorita, por así decirlo de la profe de biología, créame no es fácil, aunque no me quejo tiene sus ventajas.

Cierro la puerta a mis espaldas, el clima esta frío, lo normal, después de un mes aquí es la primera vez que salgo sola, siento un cosquilleo en mi estómago, cuando no te dejan salir y sales sola parece que te estas escapando y los nervios se apoderan de ti.

Una tienda donde cuelgan piñatas y otros adornos, me adentro, una chica muy linda de grande anteojos me recibe, compro todo y me lo da en una bolsa. Salgo del lugar en busca de un lugar donde comprar un chocolate o cualquier cosa dulce.

—Te encontré — hablan a mi lado.

—Carajo— pongo mi mano en mi pecho, Angelo se acerca, no tengo la menor idea de donde diablos salió pero quiero mi chocolate.

—Cuida esa boquita— se pone re cerca, ya costumbre no conoce el espacio personal.

—Cállate— miro a mi alrededor una heladería capta mi atención, si debe de haber chocolate, camino a esa dirección.

—¿A donde vas? — pregunta a mis espaldas.

—Necesito algo— le grito ya que me aleje.

—Te acompaño— no me detengo a decirle nada, ya que si esta cerca, que bendición.

—Hola ¿en que la puedo ayudar? —un chico con un ojo verde y el otro color miel, es muy lindo, tiene cara de bebé sus labios son gruesos.

—¿Qué vas a pedir? — me gruñe desde atrás Angelo, había olvidado que no venía sola.

—Claro, ¿tiene chocolate? Por favor— junto mis manos en mi pecho en forma de ruego, el chico me sonríe, dios este chico es una verdadera belleza.

—Claro, ¿como lo quiere de grande? — una risilla se me escapa, me quedo tiesa cuando una pierna me da un leve empujón.

—Deme la más grande— el chico no oculta la risa.

—Gracias — el me da el chocolate pero noto un papelito abajo de este, uy esto si es una bendición.

Angelo me detiene y se me acerca al oído.

—Esperame— habla, asiento y camino al lado de la calle, lo mire acercarse a mi con dos helados.

—Gracias— el me sonríe, caminamos en silencio, mientras comía mi helado que era de chocolate obviamente.

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