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Alexa POV


El vuelo de Ohio a Los Ángeles se había sentido como el viaje más largo de mi vida, probablemente fueron entre cuatro o cinco horas pero sentí que duró el triple. Estaba desesperada por salir de ese gigantesco avión. 

Había aprendido una valiosa lección en este pequeño viaje de trabajo; Nunca beber alcohol y llamar a tu novio para ventilar tus problemas

Mi tolerancia al alcohol había disminuido desde hace tiempo y con la primera copa de vino mi sistema ya se sentía en cámara lenta. Esa noche de insomnio en el bar del hotel fue la escena perfecta para dejarme llevar por mis sentimientos y beber más de la cuenta, lo que resultó en una llamada telefónica en medio de la madrugada donde por fin le decía todos esos miedos a Luke a pesar de estar a miles de kilómetros de distancia. 

Ahora, mi estómago estaba completamente revuelto por los nervios, sabía perfectamente que teníamos que hablar de todo, esta vez completamente sobria

La terminal del aeropuerto estaba mucho más concurrida a comparación de hace unos meses que tuve que salir de la ciudad por los mismo motivos de trabajo. Las campañas de vacunación habían comenzado hace un par de semanas y estábamos esperando pacientemente nuestro turno. Tengo que admitir que ese tema me ponía algo nerviosa pero no podíamos hacer mucho. 

El aterrizaje sucedió sin mayores problemas, me resultaba curioso como todo se acomodaba perfectamente en su lugar para que mi salida del avión y de la terminal fueran tan rápido. El atardecer en la ciudad encuadraba la vista de una hermosa manera y me encontré perdida en los tintes naranjas y violetas del cielo despejado, me traía una sensación de paz. 

Mi vista viajó en dirección a los muchos autos aparcados y la multitud de gente que llevaba equipajes de un lado a otro. Luke tenía los horarios de aterrizaje, había prometido venir a recogerme pero tenía miedo de decidiera no hacerlo y desaparecer de la nada, básicamente mi temor de todos los días. 

Ese temor que sentía se esfumó cuando lo divisé aparcado algunos coches más adelante, mi cuerpo se relajó y caminé con prisa. Él me miró y aunque los cubre bocas ocultaban la mitad de nuestros rostros, ambos sonreímos. Dejé mi pequeña maleta de lado para lanzarme a su cuerpo, mis brazos pasaron detrás de su espalda y cerré los ojos unos momentos para tranquilizar mi acelerado corazón. 

"La chica de los ojos caramelo" Escuché a Luke hablar y reí levantando mi vista, él peinó mi cabello hacia atrás despejando mi frente. "¿Nos vamos?" 

Asentí en silencio y satisfecha por la comodidad que me brindaba estar a su lado, ni siquiera la larga charla pendiente que me tenía nerviosa hacía que estar a su lado me hiciera sentir incómoda. Muy pocas veces me había sentido incómoda con él, pero me tranquilizaba saber que ambos estábamos dispuestos a solucionar todo de una vez por todas. 

El camino a casa fue tal cual esperaba, sin incomodidad en el ambiente. Luke preguntaba curioso sobre mi estadía en Ohio y lo que había hecho en mis tiempos libres. Claramente hice una excepción al no mencionar mi desliz en el bar pero todo salio justo como lo esperaba.

Al llegar a casa Petunia me recibió con alegría, mi princesa se emocionaba cada vez que regresábamos de cualquier lugar incluso si solo salimos por un par de horas. Luke se encargó de mi equipaje mientras le hacía mimos a nuestra piggy.

"Me daré una ducha y... quizás podamos cenar algo y charlar después" Llevé las manos detrás de mi espalda nerviosa y Luke se acercó a mi descansando una de sus manos en mi cadera, el calor que emanaba lentamente recorría mi piel hasta hacer arder mis mejillas. Seguía intimidandome. 

𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝𝐥𝐢𝐧𝐞 | 𝐋𝐑𝐇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora