Limerencia [Libro 2]

Capítulo 19

Avery

Un año y seis meses después 

—Entonces, tengo una última pregunta para ti Avery, que todos aquí nos morimos por saber. Los sentimientos de tus personajes con respecto al otro son muy realistas. La manera en la que se miran, se tocan sin darse cuenta, lo que piensan y que lo que no dicen… ¿están inspirados en la vida real? 

Me tensé de pies a cabeza. Pero mostré mi mejor sonrisa tímida y comencé a juguetear con mis dedos. Había miles de personas mirándome. No podía. 

—Lamento decepcionarlos a todos, pero no —todo el público hizo un abucheo de decepción. Sé que todos estaban esperando a que diga algo como: ¡Que bueno que preguntas! Porque sí, los personajes principales están inspirados en el amor de mi vida y yo. Pero no—. Tan solo son personajes que existen para mí y que he creado. Me alegro que sus sentimientos y sus formas de conectarse les resulten tan realistas porque eso quiere decir que he hecho algo bien. 

—Ya lo oyeron de su boca amigos, todos los rumores con respecto a un novio misterioso son falsos —habló la presentadora—. Démosle un fuerte aplauso a Avery Nicolson, la chica que revolucionó la literatura juvenil. Y nos vamos a un corte, quédense en sintonía que luego de la pausa regresamos. 

Que título más extravagante me ha dado. 

Los aplausos marcan el final de la entrevista. 

—¡Corte!

Joder, eso fue estresante. 

Le doy un sorbo al vaso de agua que tengo a mi costado y puedo respirar mejor. 

En estos momentos es cuando me arrepiento de haberme mudado lejos de mis padres. 

Dafne se me acerca y me da un abrazo. 

—Lo has hecho genial.

—Eso espero —le respondo bajando el escalón—. Porque cada vez me cuesta más presentarme a estas cosas. 

—Lo sé cariño, pero todo forma parte de lo mismo. ¿No es esto con lo que has soñado toda tu vida?

Sí, pero en mi cabeza lo imaginé distinto. No me malinterpreten, amo mi trabajo y lo que hago y me emociona mucho ver hasta donde llegué. Pero creí que alguien más estaría conmigo cuando lo consiga. 

Pero él no está conmigo como prometió. 

—Sí, claro que sí. Solo que… he tenido un día muy largo nada más —me justifico. 

Dafne es mi mejor amiga, debería poder decirle como me siento realmente. Y no es que le esté mintiendo, es que… mmm… no le estoy diciendo toda la verdad. 

Ni siquiera puedo decir su nombre. 

Hace más de un año que esa palabra de cuatro letras no escapa de mis labios. 

Ahora tengo veinte años. Soy un adulto. Y me prometí a mí misma que nada volvería a hacerme sentir como cuando él me dejó. 

Salimos del set del noticiero y nos dirigimos hacia el camarín para buscar mis cosas. 

Esto de estar sin representante no es bueno. Hace solo un par de días que la editorial lo despidió y ya están desesperados buscando uno nuevo. Por ahora, Dafne es la que me ayuda. 

—Ahora dime, ¿qué ocurre con Elliot? —indaga Dafne. 

—¿Qué ocurre con él? Pues nada, nos acostamos un par de veces y ya. 

—Avery —me mira repentinamente seria—. Ese chico está colgado de ti, ¿acaso no te das cuenta? 

Bufo soltando todo el aire contenido abriendo la puerta del camarín. Entro a paso apresurado y tomo mis cosas.