Capítulo 4

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Liam

Abro los ojos algo confundido y somnoliento. La claridad que entra por la ventana me hace tapar mis ojos con mis manos y voltearme. Abrazo sin darme cuenta a un cuerpo acostado a mi lado.

¿Eh?

Ese aroma inconfundible llega a mí. Avery, claro. Joder ¿en qué estaba pensando ayer? Debería hacerlo dejado aquí e ir a mi casa.

¿Y si le pasaba algo a la noche?

¿Qué iba a pasarle? Estaba acostada en su cama, durmiendo.

Bueno ya. Solo queríamos dormir con ella.

Sí. Aunque debería irme antes que despierte. Y que despierten mis padres. Intento incorporarme, Avery me tiene atrapado. Refunfuña entre sueños. Acaricio su espalda distraído para que vuelva a relajarse. Suspira dormida. Tiene sus piernas enredadas con las mías y su brazo abrazándome por encima de mi pecho desnudo.

Es tan linda.

Espero ser el único hombre al que ha dejado verla en ese pijama.

Es mi pequeña hadita.

Suelto una risa solo ante mis estupidos pensamientos. Logro levantarme luego de unos minutos. Me pongo la camiseta y la observo. Apenas la cubre la sabana.

Se vería mejor con una camiseta nuestra.

Ya.

Me acerco y le doy un beso en la frente antes de bajar por la ventana. Subo por la mía con la escalera.

Me acuesto en la cama y suspiro. ¿Qué estoy haciendo? Ayer casi que me fui volando a buscarla. Le basta una sola palabra para hacerme ir a donde ella me diga. La extrañé demasiado. Espero que lo sepa.

¿Con quien se habrá besado ayer?

Espero que no con un novio...

Mi madre entra a mi habitación interrumpiendo mis pensamientos. La observo intentando disimular.

—Buenos días cariño.

—Buenos días mamá. —digo fingiendo un bostezo.

—¿Dormiste bien? —pregunta sentándose en mi cama.

—Claro, acabo de despertarme.

—Bien, puedes bajar por el desayuno cuando quieras. —dice.

—De acuerdo, en un segundo bajo.

Asiente y se levanta para irse. Se da la vuelta para mirarme con un pie afuera de la habitación y una pequeña sonrisa.

—Puedes volver a su casa e invitar a Avery si quieres. Tal vez dormir con ella no te fue suficiente para cubrir el año que no estuviste.

Abro los ojos grandes. Me incorporo e intento decir algo para desmentirlo pero no logro decir nada.

—Ummm... emmm...

Limerencia [Libro 2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora