Capítulo 26

327 36 13
                                    

Avery

El rostro de Dafne era de pura estupefacción. Como si no creyera nada de lo que le estaba diciendo.

—¿Es en serio? —preguntó como diciendo "¿En serio, amiga?"

—Pues... sí —le respondí a mi mejor amiga.

Se quedó mirándome unos segundos.

—¿Cómo te sientes? —me preguntó con tono serio.

Le devolví la mirada.

—Estoy bien. Solo... somos compañeros de trabajo.

Sí, compañeros de trabajo. Eso era creíble ¿cierto?

—Escucha cariño —dijo tomándome de las manos—. Sé lo que significó Liam para ti. No tienes que fingir estar bien conmigo. Sabes que puedes hablar conmigo ¿cierto?

Luego de que Liam se fuera al torneo, nosotras nos mantuvimos distanciadas durante un tiempo, pero solo fue cuestión de sentarnos a hablar para que todo volviera a ser como antes. Sé que para ella fue difícil hacerse a la idea de lo que pasaba entre nosotros, menos le gustó que se lo hayamos ocultado. Pero ella también nos entendió a nosotros.

—Estoy bien.

—¿Segura?

No, estoy desesperada por él. No puedo quitarmelo de la cabeza.

—Sí, claro.

—Bien. Hablemos de algo más alegre. ¡Vas a publicar un libro nuevo! ¡¿Entiendes?! ¡No puedo creerlo, estoy tan orgullosa de ti! —gritó enfurecida abrazándome.

—Dafne, si eres consciente de que tu ya leíste el libro, ¿no?

—¡Pues sí! Por eso estoy tan emocionada. Yo amo todo lo que escribes pero este es mi favorito sin dudas.

—Pues me alegro.

Volví a casa luego de que se hiciera tarde para darme una ducha.

Estaba tan exhausta que cené en la cama y tan pronto como terminé apagué la televisión para poder dormir.

Di unas cuantas vueltas en la cama hasta encontrar la posición correcta durante un tiempo.

Y mi teléfono comenzó a sonar.

—¡Joder! —suspiré y me incorporé para tomar el teléfono.

El corazón se me atascó en la garganta cuando vi el nombre de Liam brillando en la pantalla.

Contesté temblorosa.

—¿Liam?

—Hola, pequeña.

Solo con esas dos palabras supe que estaba borracho.

—Liam, de verdad no tengo tiempo para esto. Son las dos de la mañana.

—Lo sé, lo sé... es que no podía dejar de pensar en ti y no conté los tragos... ¿puedes abrirme la puerta, por favor? Hace un poco de frío aquí abajo.

Joder.

—Liam... ¿estás en la puerta de mi departamento?

—Sí... creo... si recuerdo bien de las veces que te traje luego del trabajo.

Salté de la cama y me asomé hasta la ventana. Liam estaba de pie en la puerta. Respiré hondo.

—Liam, no puedes hacer esto. No puedes aparecerte en medio de la noche como...

—¿Cómo antes? —me interrumpió. Soltó una risita contra él telefono—. Pequeña, por favor. Lo único que podría hacer que me quede dormido de una jodida vez por todas sería dormir abrazado a ti.

Limerencia [Libro 2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora