Limerencia [Libro 2]

Capítulo 6

Me quedo estática ante el comentario de Liam. ¿A qué viene eso? Por supuesto que voy a llamarlo a él antes que a Marcus. En Liam confío, siempre lo hago.

Ahora él se mantiene serio y me observa con la mirada dura.

¡Ja! Como si yo hubiese hecho algo para hacerlo enojar.

Infantil.

Repentinamente también me enfado. Me cruzo de brazos y le mantengo la mirada. Me pregunto porque no puedo apagar las cosas que genera en mí. Cuando se fue hace un poco más de un año pensé que era la oportunidad perfecta para olvidarme de él. Y eso que lo intenté, salí y me acosté con chicos. Y casi siempre se sentía bien.

Pero él apareció otra vez, y todo lo que había logrado simplemente se cayó. Ahora vuelvo al punto de partida, vuelvo a sentirme la cría infantil que sufre de enamoramiento. Pero ya no quiero. Y no sé cómo quitarme todo esto que siento.

Debo entender de una vez por todas que Liam no me mira ni me mirará de esa forma.

Solo soy... la mejor amiga de su hermana para él.

Salimos del bar sin hablar. El ambiente está tan tenso que hasta cuesta respirar. Liam camina a mi lado a paso seguro y algo apresurado, como si no soportara estar conmigo más tiempo.

Al llegar a nuestras casas solamente compartimos una mirada de despedida. Entro echa una furia y me reprendo nuevamente mi comportamiento.

Me pongo manos a la obra con las tareas escolares, ya he perdido demasiado tiempo y no puedo permitirme estar en falta.

Liam

Por primera vez desde que llegué decido unirme a mis antiguos amigos y salir de fiesta. La verdad es que me apetecía despejarme un poco olvidarme de las estupideces que rondan mi cabeza. Como por ejemplo lo bonita que se ve Avery cuando se enfada conmigo, eso me hace querer picarla todo lo el tiempo, sólo para que me observe con la nariz fruncida.

Bájale a los tragos hermano. Desvarías.

Puede que sea cierto creo que bebido ya la suficiente pero sin embargo, voy a la barra por un tequila más.

Medio volteo mi cabeza mientras espero y observo que una chica me mira sin tapujos de arriba abajo mientras se muerde el labio. Asiento con la cabeza y ruego que no me siga cuando salgo de allí con mi trago en la mano.

¿Qué estará haciendo mi pequeña sin mí?

Es tarde, quizás duerma. O quizás se haya desvelado escribiendo.

Antes solía pasarle eso, recuerdo que cuando se sentía inspirada yo podía asomarme por mi ventana en medio de la madrugada y ella estaría allí. Acostada en la cama con el pijamada de haditas y un recogido mal echo, concentrada cien por ciento en la computadora mientras tecleaba a la velocidad de luz y se mordía el labio. Yo sonría como tonto y me quedaba mirándola, ella no me notaba pero me quedaba allí hasta que ella cerraba la computadora y apagaba la luz de su habitación.

Se veía hermosa y adorable haciendo lo que le gusta.

Bueno se sigue viendo hermosa. Siempre fue hermosa para mí.

¿Qué me sucede?

Salgo de la discoteca luego de que mis amigos me insistieran para quedarme. Espero que el aire fresco me aclare las ideas. Soy consciente de que no debería estar pensando en ella.