Prólogo

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En un mundo que no es nuestro, ubicado en los sueños, el hombre vivía en armonía con los dioses por miles de años. Pero la maldad se apoderó del corazón del hombre, perdiendo su inocencia.

Al ver corrompida la esencia del hombre, los dioses deciden romper lazos con ellos, ya que no cuidaban los regalos que les entregaron. Pero decidieron dejar un pedazo de este paraíso en la tierra, para que el hombre regrese al camino de la pureza, donde todos podían ver sus maravillas y riquezas, pero solo desde la distancia, ya que, al ingresar a este bosque sagrado, la muerte sería su castigo.

Para ello, determinaron los límites del bosque con un haz de luz rojo, y para proteger sus riquezas, nombraron a un Guardián. Él sería por siglos la imagen de la muerte ante el hombre, aunque jamás nadie lo ha visto, solo a sus víctimas afuera de la línea roja, dejando solo sus cuerpos sin vida.

Es así como el hombre nombró al lugar de los dioses como el jardín de la inocencia.

El Jardín de la InocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora