Al ver ingresar a Clara en aquella habitación en la que estaba esperando, Aeolus la abraza apresuradamente, puesto que su emoción era inmensa. Ahora la espera había terminado, ya podría regresar con su amada y su hijo a casa.
Aeolus la separa suavemente para ver su vientre y este había aumento de tamaño, depositando su mano con orgullo en él para acariciar a su hijo, esto le llena el pecho de emoción, regresando su mirada al rostro de Clara, para besarla dulce y suavemente, puesto que quería sentir cada parte de sus labios que había extrañado tanto besar.
Al sentir el tierno beso de Aeolus, Clara comenzó a llorar, su corazón se estaba partiendo, no quería dejarlo ir, él era suyo ¿por qué todo terminó así?
Aeolus sin saber lo que pasaba por la mente de su esposa, le sonríe y secaba las lágrimas, volviendo a abrazarla.
— Tranquila, ya pasó mucho tiempo, ahora nos podremos ir — dice Aeolus feliz, levantándose para cargarla en sus brazos.
— No Aeolus, no me puedo ir.
Al escuchar esto, Aeolus la baja nuevamente y le mira preocupado.
— ¿Por qué?, ¿Aún debes seguir algún tratamiento?
— No, Aeolus, me quedaré aquí, con mis padres, ya no puedo regresar contigo al Jardín.
— Tus padres estarán bien — responde sorprendido Aeolus, regalándole una mirada dulce — podrás ver a tu madre nuevamente, ella nos dijo que te visitaría y estaría en el momento que dieras a luz.
— Mi padre está muy enfermo, si me voy, lo mataré del disgusto, además he recordado mucho de mi pasado... ya no puedo regresar contigo.
— Comprendo que ahora te aferres a los recuerdos de tus padres — Aeolus seguía dándole una sonrisa calidad, ya que nada podía arruinar la alegría de volver a ver a su familia — ellos fueron los que te criaron, pero ahora tú tienes una familia y debes regresar con tu esposo, mi preciosa Clara... te preocupas tanto, además los mortales mueren tarde o temprano, y eso les pasará a tus padres en cualquier momento, no puedes detener lo inevitable, si tu padre está enfermo, morirá contigo o sin ti.
Clara, sin aguantarlo más, comienza a llorar.
— Es que quiero quedarme, no quiero regresar contigo... ya no quiero regresar al Jardín... recupere mis recuerdos y ellos son más fuertes que los recuerdos que tengo contigo.
Para Aeolus, se fue un duro golpe, no creía lo que le decía Clara, realmente eso no lo podía creer.
— No te creo.
— Es la verdad, ya no quiero regresar.
— Y si así es, ¿Por qué lloras tanto?
Clara se sentía atrapada y tenía que mentir, pero él hacerlo, le hacía sentir despreciable, no quería dañar a aquel ser que le había enseñado lo que era un amor tan puro y cálido que le hacía estremecer.
— Es que... te quiero y sé que eso te hará sufrir.
Clara, confía en mí, ¿Qué paso? Tú no actúas así, algo malo ha pasado, tus sentimientos no cambiarían tan radicalmente y sé que te están forzando a decirme esto.
— Nadie me está forzando, lo digo porque es verdad. Perdóname Aeolus... te agradezco por darme momentos maravillosos en mi vida...
Aeolus la detiene, sabía que estaba mintiendo y se le notaba.
— Ya no hables Clara, nos vamos y me contarás lo que de verdad ocurre cuando estemos en la cabaña — Aeolus se da vuelta y la toma de la mano para dirigirse a la puerta.
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El Jardín de la Inocencia
FantasíaEl guardián despiadado que protege el camino que une a los dioses y los humanos, siempre ha vivido solo desde su nombramiento. Pero, nadie quiere estar solo por la eternidad, lo que puede repercutir en la importante tarea como defensor del jardín de...