Al escuchar los gritos desgarradores, Felicia ingresa a la sala de forma apresurada.
— Señorita, por favor, cálmese, la llevaré a su habitación — dice la dama de compañía, pero no la podía levantar y su joven señora seguía llorando de manera descontrolada.
— Verónica, mi niña, ya tranquila ¿Qué te pasa? — pregunta Ana al llegar, alertada por los gritos.
— Le dije adiós a Aeolus... me odia y nunca más lo volveré a ver — responde Clara, con la voz ahogada por las lágrimas.
Su madre se sorprende y comienza a llorar con ella
— Pero porque hiciste algo como eso, te dije que no era correcto, te estás dañando a ti y a tu hijo
— Señorita, vamos a su habitación, le daré un té que la calmará — insiste Felicia para ayudarle a levantarse.
Convencieron a Clara de ir a su alcoba, pero su dolor era tan notorio que al cabo de un momento, todas lloraban junto con ella, mientras caminaban por los pasillos.
El ruido en los pasillos perturba a Rigi, sobresaltándose al ver cómo abren la puerta de la habitación y como dos mujeres ingresan, llevando a Clara que no se contenía en el llanto.
— Oh no Clara, pero que has hecho — pregunta el conejo
Ana mira sorprendida al extraño conejo que hablaba.
— ¿Quién eres tú?
— Soy Rigi. Si tú eres un humano que está reteniendo a Clara en este lugar, no soy tu amigo — responde de manera amenazante.
— Yo quería que regresara al Jardín con su esposo — responde de manera ofendida Ana — eso quiere decir que perteneces al Jardín y conoces a Aeolus. ¿Cómo llegaste aquí?
— El humano llamado Roberto me tenía en una jaula.
— Entonces eras tú el informante que dijo que Verónica se encontraba en el Jardín.
— Así es, y si hubiera sabido lo que pasó ahora con ella y el Guardián, nunca habría dicho nada.
Felicia se acerca a Clara, que estaba recostado en su cama, y le acerca una taza de té que preparo rápidamente.
— Señorita... tome esto, la relajará y podrá dormir, ya no piense más en lo ocurrido
Clara lo bebe rápidamente y al cabo de unos minutos deja de llorar y comienza a dormir, producto del cansancio por haber pasado la noche en vela.
— Esta niña, el miedo hizo que cometiera un grave error — medita Ana al ver a su hija en aquella condición.
— Se tiene que ayudar, está siendo manipulada — insiste Rigi
— Eso ya lo sé, pero no podemos hacer nada si piensa que es su responsabilidad
— Eres inteligente, no como el resto de los humanos, te respeto — Rigi da una pequeña inclinación de cabeza, puesto que comprende que aquella mujer podría ayudar al guardián a recuperar a su esposa.
...
En el Jardín, Aeolus llega rápidamente hasta la cabaña, pero no ingresa. Arroja su espada con furia, lanza un grito y cae de rodillas llorando desesperadamente.
Jadurus llega corriendo con Lita. Ambos quedan pasmados al ver en aquella condición al guardián.
— Aeolus ¿Qué paso? ¿Qué tienes? — pregunta preocupado Jadurus,
— ¿Y Clara?... ¿Dónde está ella? ¿Está bien? — pregunta alterada Lita
Déjenme... no quiero ver a nadie — dice Aeolus sin dejar de llorar.
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El Jardín de la Inocencia
FantasíaEl guardián despiadado que protege el camino que une a los dioses y los humanos, siempre ha vivido solo desde su nombramiento. Pero, nadie quiere estar solo por la eternidad, lo que puede repercutir en la importante tarea como defensor del jardín de...