Prólogo

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La herida quemaba y la piel se desgarraba. Sabía que tenía que luchar, defenderme. Al principio lo intenté, tironeé de la ropa del vampiro pero no conseguí nada. Luego me rendí. Comprendí que mi suerte ya estaba echada y nada podía hacer para cambiarla.Tenía que morir y así lo haría. Adiós a todos los planes que tenía a futuro, adiós a la vida.

La sangre se escurría en mi ropa, el líquido caliente mojaba mi vestido rojo. La sensación se hizo placentera, casi hasta agradecí el estar muriendo.

Y entonces el vampiro profirió una maldición y me tiró al suelo. No podía moverme, solo ver...el charco de sangre en el que estaba acostada y poco más...

La chica de RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora