#16 : ¿Esto es una cita?

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DANIEL

Di un vistazo al reloj de mi móvil, Jennie y su chofer llegarían en cualquier momento.

Los mensajes de texto entre nosotros seguían siendo secos, con la adición de que ahora además eran incómodos, por lo tanto, ni siquiera teníamos definido el lugar donde iríamos. De todas formas, le diría que optásemos por el bar al que ella cayó colada la noche de la obra. Tenía buenos precios y tampoco era como si pudiese pagar el tipo de lugares que mi jefa probablemente frecuentaba.

Unos segundos más tarde, mi mente dejó de pensar en lo que pasaría esa noche a enfocarse en el auto que se acercaba a la calle. Supe al instante que era el que yo esperaba, por lo que salí del hall de mi edificio y me acerqué.

Antes de llegar, Jennie salió por la puerta, acción que me sorprendió, pero no llegó a generarme más sorpresa que su vestimenta.

Todavía tenía sentimientos encontrados cuando mi cerebro de repente la volvía atractiva para mí, era algo tan extraño.

Una parte de mi ser se seguía preguntando ''¿Ella? ¿Ella te está poniendo así? Estás demente.''

Traía un vestido negro que poseía un cuello de camisa blanco, por lo que daba la impresión de que tenía puesta una debajo. A sus piernas se apegaban unas medias oscuras que las cubrían por completo y su calzado consistía en un par de delicados zapatos de charol. Su abrigo, el cual llevaba a medio abrir, era del mismo color que el vestido y los zapatos.

No estábamos para nada desparejos en términos de vestimenta, es más, hasta parecía que nos habíamos puesto de acuerdo. Yo traía un suéter de cuello alto color blanco, pantalones negros de vestir, zapatillas del mismo tono y un abrigo cuadrille gris.

—¿Por qué has bajado? —le pregunté una vez que estuve a unos pasos de ella.

—Quería ver cómo te habías vestido, nada mal. Temía que te pusieras algo vergonzoso.

Puse mis ojos en blanco.

—Es broma, Park...tu sentido de la moda es básico, pero no es malo.

Fruncí mi ceño ¿Básico? Ella será básica.

De pronto, sacó su lengua de manera burlona manteniendo la seriedad en su rostro, luego se dio media vuelta e ingresó al auto.

Mis ojos volvieron a tornarse blancos fugazmente y me subí a bordo.

—Deberíamos ir a Mulgogi Ttang. —dije— La comida es deliciosa y los precios son buenos para mi bolsillo.

Ella no me respondió y en su lugar, su mirada se clavó en mí. Cuando me giré a verla, noté que me observaba con un ceño fruncido de desaprobación.

—¿Qué? Como si no hubieras comido allí el otro día.

—Sí, pero la comida no es de la mejor calidad. —abultó sus labios y miró hacia el frente.

—No me alcanza para los lugares lujosos a los que seguro vas tú.

—¿Y quién dijo que vas a pagar?

—¿Y quién dijo que quiero que me invites algo? Olvídalo.

—¿Por qué? ¿Te avergüenza que una chica pague por ti? —me miró y fingió una expresión de tristeza.

Me quedé callado y escuché a mi cabeza: No, por supuesto que no es eso y no va por ese lado.

Bueno, quizá...

—Está bien, paga tú. —respondí con molestia al fin y eso causó que ella sonriese triunfante.

—No tienes que enojarte.

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