One shot 32: Esto no es un enemies to lovers

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24 de diciembre

Me dejó el Taxi en la puerta de casa de mis madres, abro la puerta del vehículo y saco mi mochila con la ropa que pasaría durante esa semana, le pago y a los pocos segundos se va, me susurra un "suerte"con una sonrisa pícara, ya que le conté cositas sobre mi familia al taxista durante el viaje del aeropuerto a mi casa, ya que vengo desde Londres hasta las afueras de Nueva York, la verdad que era muy majo; luego de unos pocos segundos mi madre Olga, abrió la puerta con una sonrisa, el taxista ya se fue al ver que entre a dentro sin ningún tipo de problema. (No es que sufra violencia familiar, si no las típicas discusiones que no quería soportar).

- Adivina qué.- Dijo Olga, y al segundo se juntó Sheila, mis madres, agarrándome ambas de los brazos y entrelazándose entre nosotras.- Timothée Chalamet sigue soltero y le va muy bien siendo actor. - Dice con tono sugerente, subiendo y bajando las cejas y ambas se miran, luego sueltan una pequeña risita cómplice.- Recuerda cielito que esta noche tenemos la fiesta de navidad.

Yo solo asiento con una sonrisa dulce, estamos en el periodo navideño y hay que ser mas falsos que nunca. Subo a mi habitación que esta en la segunda planta, un habitación bastante grande, ya si la comparamos con el resto de mis amistades. Dejo a un lado la mochila y me siento en mi antiguo escritorio, saco mi diario y escribo las emociones y mis pensamientos todo recomendado por mi psicólogo, ya que llevo un tiempo con ansiedad y el dinero que gano trabajando de editora solo me sirve para para pagarme lo básico de una persona independiente y el psicólogo, últimamente las reuniones con mis amistades son en los apartamentos de algunos de nosotros. Escribo varias cosas más, como los próximos propósitos como perder un par de kilitos, un trabajo mejor y una pareja, ya que me estoy acercando a los 26 y nunca he tenido una pareja formal, solo encuentros esporádicos.

Tocan a la puerta y Sheila abre la puerta, deja la bandeja a un lado de mi escritorio con una sonrisa.
- Gracias mamá. - digo asintiendo, con una pequeña sonrisa.

- No hay de que, amor. - Dice y se sienta a un lado mio en la orilla de la cama.- por lo que veo estás mucho mejor, te noto con un brillo especial. Me alegro de que estés mejorando, estoy muy orgullosa de ti. - dice para levantarse y darme un beso en la coronilla. - Cuando quieras bajas, ¿vale?- Dice con voz dulce. No digo nada, ya que no me esperaba tanto amor en un momento.

Olga y Sheila son mis madres, quien me tuvo fue Olga, la mas simpática es Sheila, una mujer rubia platino de armas tomar, dulce como una tarta de tres chocolates, Olga, una castaña rojiza siempre con un moño bajo, es la menos flexible, pero me ama como si no existiera nadie nadie mas que yo, a pesar de que la mayoría del tiempo le encanta aparentar delante de los demás, el donante nunca me lo dijeron como tal, pero tengo sospechas de que es el tio Andrews, no es mi tío como tal, es un amigo antiguo de la familia, pero le digo tío desde que tengo uso de razón, pero tampoco quiero pensar en eso, sigo escribiendo un par de pensamientos y decido levantarme para ir a la reunión de abajo, no sin antes probar bocado de lo que había en la bandeja, con mis dedos indice y anular apoyados sobre la fría bandeja, van andando hacia la sopa que se había derramado un poco por los bordes, otro plato con una tortilla francesa con aguacate y por último unas fresas con azúcar. Cojo los cubiertos y pruebo la sopa, estaba perfecta, mamá Olga sabía lo que necesitaba, luego de estar terminada me comí media tortilla junto a los aguacates y por último un par de fresas, no quería llenarme porque esta noche se lo que me espera.

Me levanto por fin y voy hacia el salón, había mucha gente conocida, a lo lejos, vi al chico donde pasaba algunos veranos en su casa de Italia en mi infancia y prematura adolescencia, dejé de ir a partir de los 15, prefería quedarme en casa de alguna amiga o yendo a un sitio a otro con ellas.

Timothée Hal Chalamet.

Me acerqué donde se encontraba de espaldas a mí, mirando por la amplia ventana, un paisaje nevado con adorables muñecos de nieves y decoraciones navideñas por todos lados, entrañable, puedo decir.

Timothée Chalamet Donde viven las historias. Descúbrelo ahora