La humanidad es la capacidad para sentir afecto, comprensión o solidaridad hacia las demás personas, aunque muchos carecen de la humidad como los vampiros u otros seres sobrenaturales que se alimentan de los humanos sin sentir resentimiento alguno.
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1804; Wisconsin, Iron, Montreal.
...20 años después...
El suave viento movía las ramas de los árboles con el sonido de fondo de los canticos de los pájaros, los sonidos de los animales como venados deambulando por el verde y frondoso bosque.
La melena café oscura ondulada de la mujer se movía al compás del viento mientras esta disfrutaba de lo refrescante que era la brisa del bosque que era aromatizado por el aroma de los árboles y humedad.
Los rayos de sol que se abrían paso por las copas de los árboles que abrazaban cálidamente la piel caucásica y tersa de la mujer, sus brazos eran calentados por el mismo calor tan grato de los rayos de sol.
- ¿Terminaste de meditar? - La voz de su hermano hizo que abriera los ojos
Su mirada verdosa se encontró con los ojos verdes de su hermano enfrente suya, solo hasta ese momento se había percatado de los cambios en él de esos últimos años.
Su cabello castaño claro tan lacio como el de su padre, sus ojos tan fríos e intensos, sus mejillas regordetas se habían ido dejándole paso a sus pómulos fuertes y masculinos, sus labios rosados y carnosos que eran finados cada vez que le sonreían con diversión cuando se molestaban entre bromas.
Su nariz fuerte y ancha que era perfectamente harmonizada con el resto de su rostro caucásico, sus cejas finas y pobladas estaban alzadas con diversión, alrededor de sus labios podía notar los vellos bebés de su bigote y barba.
- ¿Desde cuándo eres tan... varonil? - Pregunto examinando el resto de sus rasgos
- Siempre he sido varonil - Sonrió con diversión- Tú que me vieras como un gusano es otra cosa
- Eso no lo negare - Se rio al ver el rostro indignado de su hermano- Perdón por lastimar tu ego de hombre
El mayor detallaba los rasgos de su hermana menor, su piel caucásica tan tersa le había llamado tanto la atención que no dudo en acunar el rostro de su pequeña hermana.
Las cejas tan pobladas junto a sus pestañas tan espesas y largas combinaban de una forma tan magnifica que parecía ser una modelo de esas revistas de moda actuales. Su nariz respingada era fuerte, pero delicada, sus labios gruesos y rosados eran iguales a los de su madre.
- Eres una hermosa mujer, Vivi - Miraba con cariño a su hermana- No dudo que tenga que amenazar a muchos hombres por tu belleza
- Y yo espantar a esas mujerzuelas - Rodeo el cuerpo definido sin llegar a ser musculoso de su hermano- Apuesto a que cazo ese venado antes que tú
- Ya veremos eso, enana - Se burlo ante la gran diferencia de alturas
Le sacaba media cabeza de altura a su hermana, beso castamente la frente pálida de su hermana para salir corriendo dejándola atrás.
