EPÍLOGO

1.1K 74 23
                                    


El tiempo era algo truculento. Cualquier mínima alteración en el pasado cambiaba el presente y se multiplicaba exponencialmente en el futuro. Daba vueltas sobre sí mismo y se retorcía, volviéndose imposible de controlar o dominar. Y Morgan había decidido que dominaría y desenredaría el misterio del tiempo. Aunque no esa mañana. Esa mañana tenía muchas otras cosas que hacer, como perseguir al bus porque su madre la había castigado sin coche por pasar demasiadas horas en el laboratorio sin dormir. Poco le importaba a Pepper Potts que tuviese veintitrés años.

La primera cosa en su lista de esa mañana era hacer una pequeña visita por Queens a llevarle buenas noticias a cierta adolescente araña. Jamás habría imaginado que coger el transporte público para cruzar la ciudad le habría costado tanto tiempo. Quizás su madre tenia parte de razón y estaba un poco mimada, o quizás su padre la tenía y era mucho más rápido y cómodo ir de un sitio a otro en helicóptero. A Morgan le gustaba más la versión de su padre, era más divertida.

Tuvo que llamar a la puerta tres veces antes de que May le abriese la puerta. Podría haberse extrañado porque llevase la camiseta del revés pero, a esas alturas, nada que ocurriese en casa de los Parker podía sorprenderla.

—¡Morgan! ¿Qué tal?

Le dio un abrazo y la dejó pasar. Morgan se dejó caer en el sofá mientras May preparaba con nerviosismo un par de cafés. Morgan siempre había opinado que en esa familia ninguno de ellos debería beber café, ya eran suficientes nerviosos por su cuenta; no necesitaban más energía de la cuenta.

—Hace mucho que no nos veíamos. ¿Cómo has estado? ¿Qué estás haciendo?

May se sentó en el sofá, moviendo las manos con velocidad.

—Bueno, no mucho. El instituto va bien. En realidad he estado mandando aplicaciones para ir a mejores lugares. He mandado a los complejos Stark también.

—¿En serio?

—Si — su sonrisa se desvaneció —. Aunque todavía no me han contestado.

—Ya lo harán. Ten un poco de confianza.

La adolescente asintió repetidamente y la señaló con la mano.

—Pero, ¿tú que has estado haciendo? Quiero decir, ¿en SHIELD? Porque eso sí que es increíble.

—Tu podrías entrar con los ojos cerrados. Pero, si, es increíble. Tienen a algunos de los mejores científicos, mentes brillantes. Puedes venirte un día a dar una vuelta si quieres.

—¿Podría hacer eso? ¿No va como en contra de todo lo que SHIELD hace? Son espías.

—Si, pero no se quejarán si yo lo hago. Bueno, si que se quejaran pero no me suele importar.

Vio la emoción crecer en su cara. Y todavía no le había dado la mejor noticia del día. O de la semana. Podía incluso clasificarla como la noticia del año.

—Tengo algo que decirte. Y te va a gustar.

Sacó una carta de aceptación de su mochila, hacia años que no se enviaban en papel, pero había pensado que quizás May quería enmarcarla. Observó como la leía dando vueltas por el salón. Sabía que la habían aceptado en las tres primeras líneas, así que no comprendía que estaba esperando leer en las demás. Nadie leía las demás.

—Madre mía — dijo por fin —. Madre mía.

—Enhorabuena.

Se levantó para darle un abrazo con una amplia sonrisa. Incluso después de esto May seguía leyendo la carta. Por mucho que lo hiciese no iba a cambiar y decir que no había sido aceptada, si era eso lo que esperaba.

What if...? || Marvel || Hijos de Los Vengadores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora