Atenea Bianchi
Desayuno, arreglarme, salir de la casa a los pedos, rutina de todos los dias. Por suerte siempre voy en bicicleta, entonces me ahorro el tránsito de las 6 de la mañana de la ciudad de Buenos Aires.
Llegaba tarde como de costumbre. Cuando estaba por llegar me tropezó con un chico.
—¡Wow! ¿A dónde vas Flash? -me mira el chico castaño ojos verdosos.
Al verlo se me hizo conocido, de algún lado. Pelo castaño, cara refinada, ojos verdosos, 1,75 o por ahí, un poco marcado, un chico normal por decir así, pero de algún lado lo conocía.
—Perdón, estoy llegando tarde -digo levantando mis cosas.
—Tranquila falta media hora para entrar a clases -dice ayudándome a pararme.
— ¡No otra vez! -suspiro frustrada al comparar la hora de mi teléfono con el reloj de la escuela.
—¿Qué paso? -me mira.
—No, hermanos pequeños y traviesos, me cambiaron la hora de mi reloj, ha y perdón, Hola soy Atenea Bianchi -digo ofreciendo mi mano.
—Un gusto soy Felipe Scott -me extiende su mano.
¿Scott? No, no creo.
—Lindo nombre -sonrío.
—Gracias igual el tuyo, es de una diosa griega ¿no? -me mira con una ceja levantada.
—Si, gustos raros en mi familia -sonrío- ¿A qué año entras?
—No sé, creo que estoy en ¿quinto? -me mira confundido entregándome su hoja de horarios.
—Te toco conmigo, estas en cuarto -sonrío- te puedo ayudar a ubicarte si queres.
—Si sería de gran ayuda -sonríe el aliviado.
—¿De dónde sos? Digo por la tonada -le entrego su papel.
—Soy de acá, onda naci en argentina pero vivía en Estados Unidos -él agarra y sonríe.
—Oh que bueno.
-Veo que mi grupo me llama —Si queres te puedo mostrar mi grupo de amigos -lo miro.
—Me encantaría pero tengo que ir a secretaria, me quería anotar para el equipo de fútbol -me responde.
—Oh okey, es acá a la izquierda subís la escaleras y esta afrenté -le señaló.
—¡Oh gracias! Nos vemos después Ate -sonríe y se marcha.
Yo sonrió y voy con mi grupo.
—Esta no es Atenea -Maximiliano me apunta.
—¿Qué hiciste con nuestra amiga? -Maya me sacude levemente mientras yo los miro confundida.
—¿Estás bien? ¿Tenes fiebre? -por otro lado Emma pone su mano en mi frente.
— ¡Estoy bien si! Y pueden dejar de tocarme -les pego en la mano a todos para que me dejen de tocar.
—¿Cómo que muy Happy no boluda? -me mira Emma.
—Parece como si Urano y Afrodita hubieran desaparecido de la faz de la tierra -dice Maya.
—Literalmente -dice Max.
—¿Qué hora no puedo sonreír? -los miro confundida.
—No, eso no es el tema ¡Estabas hablando con un chico! -exclama Maya.
—¿Por esa pelotudes? Saben mejor me voy antes que ustedes tres empiecen a inventar cosas que no son -digo entrando al salón de clases.
—Se sientan atrás tuyo pelotuda -dice Emma yéndose a una de sus clases.
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A través del tiempo
RomanceAtenea Bianchi No, no me voy a enamorar. ¿Para qué lo haría? Ya me basta con mis hermanos y mis tareas de la secundaria, agregar otro dolor de cabeza no está en mi lista. Salir con mis primos, al bar que siempre íbamos. ¿Qué podía salir mal? Estaba...