Atenea Bianchi
Me levanté de la mesa y me encaminé a mi habitación. Mi respiración había vuelto a ser irregular y estaba conteniendo mis lagrimas para poder encerrarme en el baño un rato...
Al entrar a mi habitación fui directo al baño, me encerré allí y me miré fijamente en el espejo. Mis ojos, nariz y mejillas estaban rojo, y mi labio inferior no paraba de temblar.
¿Cómo mierda lo hacía? ¿Cómo con unas simples palabras podía desestabilizarme?
—La odio —pegue mi cabeza contra la pared y suspiré.
Me sentía como la mierda y estaba en ella. No quería hacerle caso, ya estaba preparada para eso, pero aun dolía que tu propia madre te tratara como una fácil solo por haberte acostado con la persona que amas...
—Sebas no va hacer eso —me miré al espejo —Sebas te ama y no va a cambiarte por nada en este mundo —respiré profundo mientras lavaba mis manos —Sebas te ama y no haría eso —solloze —Sebas te ama y no haría eso.
—Sebas... te ama —apoyé mis manos mojadas sobre mi cara —Sebas... no haría eso —mis manos ardían y mi pecho dolía, como si alguien lo estuviese aplastando.
—¿Ate? —la voz de Sebas se hizo presente al otro lado de la puerta.
—Ya... ya salgo —limpie mi cara con agua y cerré la llave, luego sonreí falsamente frente al espejo y abrí la puerta.
—Sebas levantó su vista de sus manos, ya que se había sentado en mi cama —¿Qué paso? —se acercó rápidamente a mi e intento acariciar mi mejilla, pero aparte su mano rápidamente.
—Nada —me aparte de él y busque mi mochila para poder agarrar las cosas.
—¿Por qué tus manos están así? —se acercó a mí y yo lo esquive dirigiéndome al rompero.
—No pasó nada —empecé a guardar un par de cosas.
—A mi no me vas a mentir ¿Qué paso? —él me tomó del hombro y me giró para su dirección.
—Nada... no me paso... nada —aun tenía ganas de llorar.
—Tu nariz y mejillas están rojos, al igual que tus ojos, se que estabas llorando ¿Qué pasó? —él me toma del mentón para obligarme a mirarlo.
—No quiero hablar del tema, quiero salir de acá por favor —susurré.
—Cuando lleguemos a casa vamos hablar —él dejó un beso sobre mi frente.
—Esta bien —susurré para luego terminar de armar mi mochila.
Apagué la luz de mi habitación, cerré la puerta y bajamos a despedirnos de mis padres. Los salude de lejos para que no notarán mi cara de llanto qué cargaba. Ambos fuimos directo a su casa, gracias al de arriba su casa estaba vacía...
—¿Queres hablar? —Sebas cerró la puerta de su habitación y yo me acerqué a él.
Lo tome de las mejillas y lo besé desesperada...
—Ate —se apartó un poco y yo lo volví a besar —Ate así no... —intenté sacarle la remera y me tomó de las muñecas y me aparto levemnete de él —Así no.
Mi respiración estaba irregular y mis ojos volvieron a nublarse por las lágrimas...
—Sabes que el sexo no es la salida a tus problemas, así que dime ¿Qué te pasa? —Sebas me mira preocupado —Estabas bien ¿Qué hizo qué te sientas así? ¿Fue tu mamá?
—¿Vos me queres solo para tener sexo? —la pregunta se escapó y sentencie el silencio en la habitación.
—¿Qué? —su cejas se fruncieron en su estado de asombro —¿Qué acabas de decir?
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A través del tiempo
RomanceAtenea Bianchi No, no me voy a enamorar. ¿Para qué lo haría? Ya me basta con mis hermanos y mis tareas de la secundaria, agregar otro dolor de cabeza no está en mi lista. Salir con mis primos, al bar que siempre íbamos. ¿Qué podía salir mal? Estaba...