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Atenea Bianchi

Despertar a lado de Sebastian fue muy loco. Había recibido mi cumpleaños de la mejor forma posible. Y aún seguía pensando que era un sueño mientras veía el anillo en mi mano, era dorado y tenía una esmeralda en forma de corazón; la piedra no era muy grande y eso hacia que se camufle con mis otros anillos.

Después de ver el amanecer, ambos nos fuimos a dormir. Pero la felicidad no me dejó dormir, aún no caía sobre todo lo que había pasado. Cuando Sebas me decía que iba a pedirme que sea su novia, había creído que lo iba hacer en navidad; si, me había ilusionado un poco. Pero nunca había pensando en el día de mi cumpleaños...

-Buenos días cumpleañera -susurra sobre mi oído.

-Buenos días -sonreí como niñita y él me abrazó.

-¿Cómo dormiste?

-Por la felicidad no dormí un pingo -sonreí levemente.

-¿Felicidad? ¿Por qué felicidad?

-Porque me pediste que sea tu novia -sonreí dándome la vuelta para enfrentarlo.

-Y eso que me dijiste que no ibas a aceptarlo -sonríe levemente.

-En realidad dije que nunca me iba a enamorar -sonreí levemente.

-Pero yo lo logré -sonríe orgulloso.

-Lastimosamente lo lograste -susurré y puse mi cara de asco.

-Él frunció su ceño -Cállate.

-Cállame -sonreí divertida.

Él me tomó de la nuca y me besó. Sin rechistar se lo seguí y me senté a horcajadas sobre él, aparte mi cabello y él sonrío...

-No traje condón y hoy no lo vamos hacer -susurró sobre mis labios.

-En mis labios se formó un pequeño puchero -Yo quería mi primer polvo con diecisiete.

-Mañana -acaricia mi cabello y deja un beso tierno en mis labios -Tenemos que ir a la playa.

Había pasado la noche en el yate, pero debíamos volver a la casa; porque era mi cumpleaños y seguramente tenían algo planeado. Luego de ordenar todo, ambos bajamos del yate al llegar al puerto y nos volvimos a la casa.
Al llegar, nadie estaba o seguramente estaban todos durmiendo, ya que eran las once de la mañana y se que habían salido de fiesta ya que vi las historias de todos.
Nos cambiamos y fuimos a la playa, ya que no teníamos nada que hacer en la casa...

-¿Por qué no fueron anoche? -Emma nos mira confundida a los dos.

-No me sentía bien -suspiré -Algo que comí me cayo mal.

-Uhhh -Emma hace una mueca y se acerca a mi -¿Cómo despertaste?

-Bien, Sebas me cuido toda la noche -sonreí mirando cómplice a Sebas.

-Feliz cumpleaños hermanita -sonríe Emma.

-Gracias hermanita -sonreí y la abracé.

Emma era más cercana conmigo que Maya, así que desde pequeña había tenido a Emma como una imagen de hermana mayor. Prácticamente porque nos criamos juntas y siempre estuvo para mi...

-Feliz cumpleaños cuñadita -sonríe Mateo por lo lejos.

-Gracias -sonreí levemente.

-No volvimos -Emma lo mira.

-Si, pero es costumbre -levanta los hombros él.

Sebas le quito la cerveza a Mateo y él lo mira fijamente, para luego deslizar su mirada hacia mi, explicitamente mi mano que estaba sobre mi cartera; luego niega y abre una nueva cerveza...

A través del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora