Atenea Bianchi
—Amor, despertate —Sebas acaricia mi cabello.
—Quiero seguir durmiendo —susurré adormilada.
—Lo sé, pero hay que irnos a casa —susurró dejando un beso sobre mi frente.
—Cinco minutos más —susurré acomodándome sobre su pecho.
—Princesa arriba —él peinó mi cabello y abrí lentamente mis ojos.
Ambos nos sentamos en aquel sillón y pudimos ver que carajos estábamos haciendo. Steve estaba tirado sobre la reposera de afuera junto a Jonas en la otra. Mientras que Felipe y Maya estaban acostados enfrente nuestro en los sillones. Y Emma y Mateo estaban durmiendo en la otra parte del sillón.
Habíamos amanecido tomando y escuchando música mientras nos reíamos y contábamos anécdotas, eso era lo que yo suponía. Porque en realidad yo había perdido la consciencia después de último shot de tequila que había tomando, donde Sebas contó la anécdota del libro. Desde ahí, tengo pequeños fragmentos lúcidos y solo esperaba que no haya vomitado o hecho alguna locura...
—Tranquila —Sebas besó mi cabello —No vomitaste ni hiciste ninguna locura.
—yo lo miré sorprendida —¿Vos lees mentes?
—Lo acabas de susurrar ida —sonrío él y se limpio las lagañas de los ojos con sus manos —Tenemos que irnos a casa, hay asado familiar hoy.
—¿Tenemos? —lo miré confundida.
—Mis padres invitaron a los tuyos a un asado familiar —sonríe él mientras limpia con cuidado mis ojos.
—Que diver —ironicé y él sonrío.
—¿Y estos dos? —apunte a Felipe y Maya.
—Ahí los despierto, no podía hacerlo antes porque tenía a una doncella durmiendo abrazada a mi —él sonrío y yo lo imite.
Ambos con cuidado, nos levantamos. Y las ganas de dar un paseo por el baño se hicieron presentes, junto a un mareo y dolor de cabeza divinos...
—No puedo vomitar en la casa de Mateo —susurré avergonzada intentando aguantar mis ganas de devolver.
—Respira —Sebas acaricia mi espalda.
—Ahora recuerdo porque dejé de tomar —admití en voz baja.
—Tranquila, llegamos a casa y te doy alical —él acarició mi cabello y ambos nos acercamos a Felipe y Maya.
—Felipe —Sebas lo sacudió con cuidado —Hey, tenemos que irnos o mamá nos arranca la cabeza a los tres.
—¿A los tres? —Felipe susurra confundido mientras parpadeaba pausadamente para poder despertarse.
—Si, porque Tomi no fue a casa —suspiro frustrado.
—¿Tomi fue a la fiesta? —pregunté mientras atajaba mi cabeza como si se me fuera a caer por el dolor.
—Si, pero se fue a lo de un amigo porque estaba tan enpedo que no podía ni mantenerse parado —suspiro Sebas, como si él no hubiera hecho eso en su vida.
—Ahí voy —Felipe suspiró y empezó a levantar a Maya.
Luego de que Maya y Felipe estuvieron despiertos, despertamos a los demás, así poder llevarlos a sus casas. Mateo y Emma se despidieron de nosotros y emprendimos viaje hasta la casa de Steve y luego hasta la de Jonas. Mientras que Felipe se encargaba de llevar a Maya y buscar a Tomi.
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A través del tiempo
RomanceAtenea Bianchi No, no me voy a enamorar. ¿Para qué lo haría? Ya me basta con mis hermanos y mis tareas de la secundaria, agregar otro dolor de cabeza no está en mi lista. Salir con mis primos, al bar que siempre íbamos. ¿Qué podía salir mal? Estaba...