Atenea Bianchi
Mis pelos estaban de punta, era un manojo de nervios andante. Apenas había iniciado del día y mi ansiedad no tenía control...—¿Estás bien? —Afro frunce su ceño al verme.
—¿Si por? —susurré mientras mordía ansiosa, el borde de mi uña.
—Porque hace mucho no haces eso —ella apunta mi dedo.
—Me distraje —sonreí inquieta y aparte mi mano de mi boca.
Solo era darle la noticia de que tenia novio, y que ese novio era Sebastian Scott, el chico que mis padres le habían dado toda la confianza del mundo y que él se encargó de desvirgar a su hija tan perfecta y culta que nunca haría nada...
Flaca, aflojate que de los pensamientos ansiosos me encargo yo...
Mis nervios no estaban puestos en la noticia, sino en mi madre. Porque cuando se enteró gracias a la tía Day que yo salía con Santi, se había vuelto loca y la pasé muy mal como para repetir el suceso.
La puerta de mi casa se abrió y pude ver a mis dos padres entrando a la casa. Este verano tenían horas extras, porque papá estaba apunto de realizar una gran inversión en el hospital, es decir, comprarlo. Ya que el dueño ya estaba bastante viejo y ninguno de sus hijos quería hacerse cargo del hospital.
El hospital, la panadería y funeraria, tres empresas que nunca quebrarian...
—Papá —me acerque a él, intentando que no se notarán mis nervios.
—¿Si princesa? —él sonríe mientras se saca su chaquetilla y lo deja colgado en el perchero.
—¿Podemos hacer un asado hoy? —me rasque en cuello.
—¿Otro asado? —mamá me mira confundida.
—Si, es que Sebas le quiere cocinar a ustedes como forma de agradecimiento por haber confiado en él para que yo pudiera ir a Brasil —sonreí levemente.
La excusa más pelotuda que escuché en toda mi puta vida Atenea. Cien por ciento creíble...
—¿Okey? —papá sonríe confundido.
—Dijo que él se encarga de la carne y que ustedes compren lo que quieren tomar —sonreí nuevamente.
—Esta bien —papá sonríe y Afro se acerca a él.
—¡Ate hizo ñoquis! —Afro festeja abrazándolo.
—Si, porque hoy es veintinueve —sonríe papá cargándola.
—¿Urano me ayudas a poner la mesa? —lo miré de reojo —Así mamá y papá se cambian tranquilos.
—Bueno —se levanta perezoso.
•••
La primera fase superada, aunque yo no estuviera preparada...
—Tranquila Ate —Sebas sonríe a través de la video llamada.
—A vos no te van a matar, a mi si —susurré.
—No nos vamos a morir Ate —se recuesta en su cama.
—Es que... —suspiré ansiosa.
—Dormí una siesta Ate, eso te puede ayudar.
—Con lo ansiosa que estoy, necesito que me noqueen —sonreí burlona.
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A través del tiempo
RomanceAtenea Bianchi No, no me voy a enamorar. ¿Para qué lo haría? Ya me basta con mis hermanos y mis tareas de la secundaria, agregar otro dolor de cabeza no está en mi lista. Salir con mis primos, al bar que siempre íbamos. ¿Qué podía salir mal? Estaba...