20_Futuro millonario

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Atenea Bianchi

Suspiré mirando la estúpida pizarra...

Último día de clases y la pelotuda de Química se pone a enseñarnos cosas...

Mi última semana de exámenes fue un desastre, la odie por completo. Sebas intentaba que me distrajera, pero era imposible. Porque él había viajado a Estados Unidos porque su abuela había fallecido...

-Pueden irse -sonríe la profesora -Felices Vacaciones.

Agarré mis cosas y me marché, estaba cansada. Había quedado hasta tarde porque tenía que ayudar con un proyecto a Urano. Era fines de Noviembre y a la profesora se le había ocurrido ponerle puntos extra a aquellos que hicieran ese proyecto para el último día de clases.

-Extraño a mi novio -suspira Maya.

-Créeme que yo también -suspira Emma.

-No es el fin del mundo -ruedo mis ojos -La semana que viene ya vienen.

Mateo había viajado como soporte de Sebas, él realmente no se veía afectado, porque según con él, nunca había tenido ningún afecto con esa señora...

-¿Quién te busca? -Emma me mira.

-Papá -sonreí levemente.

-Nos vemos -sonríe Emma.

Al ver a papá ne dirigí al auto...

-Hola princesa -sonríe papá.

-Hola papi -sonríe y lo abracé.

-¿Cómo te fue hoy? -sonríe acelerando.

-Bien, estuve media dormida todo el día por quedarme hasta tarde con Urano -sonreí poniéndome el cinturón.

-Bueno, ahora vas a poder dormir hasta tarde -sonríe levemente -Y vas a poder descansar.

-Si al fin -sonríe levemente.

El viaje a casa fue aburrido, tuvimos que parar un rato en el hospital porque papá tubo que buscar unos papeles...

-¡Ate! ¡Saque diez! -Urano corre para abrazarme -Gracias, gracias, gracias.

-No es nada Urano -sonreí y deje un pequeño beso sobre su cabeza.

-Gracias enserió -sonríe él emocionado.

-De nada Urano.

-¿Lo ayudaste? -mamá me mira seria.

-Si, alguien tenía que ayudarlo -sonreí sarcástica y subí arriba.

Al abrir la puerta vi a Sebas sentado en ni cama...

-¿Qué haces acá? -reí nerviosa mientras cerraba la puerta.

-Vine a ver los perversos secretos de mi vecina -sonrío y se levantó para abrazarme.

-Te extrañe -susurré sobre su cuello.

-Y yo, no te haces una idea -susurró acariciando mi cabello.

-¿Puedo besarte? -susurré.

-Encantado -sonrío.

Y sin más lo bese. Dios, lo había necesitado muchísimo estas tres semanas. Había sido un caos mi vida sin Sebatian, tanto así que podía admitirlo en su cara...

-¿Cómo has estado? -se tira en mi cama.

-Mi vida fue un caos -agarré mi pijama y me metí al baño.

A través del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora