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—Entonces vengo con suerte el día de hoy.—confiesa mirándome a los ojos, esos ojos cafés y achinados que cautivaban a quien sea que mirara.

No supe que responder, desvié la vista y volví hacia el.

— ¿Y vos? No invitaste a nadie.—le recuerdo y el frunce el ceño.

—Te invité a vos.—me dice y yo asiento obvia.

— Bueno, además de mi...¿nadie? —vuelvo a preguntar y el arquea una ceja con sonrisa pícara.

Creo que se me estaba yendo la lengua por la curiosidad.

—Solo vos, Matilda.—confirma mirandome.—¿Te sorprende?

—¿Que ninguna chica esté en la vida de Enzo Fernández en el momento más importante de su carrera futbolística? si, me sorprende.—confieso mientras juego con mis manos, como si fuera lo más divertido que hay.

— ¿Quien dijo que no hay ninguna? —expresó muy por lo bajo haciendo que yo no escuche bien.

—¿Qué? —pregunté pero ya no respondió —No sé como hacés para todavia no irte a dormir, yo estoy cansadísima y eso que no corrí.

— Creo que es la emoción del momento, no creo que se me vaya hasta que pasen unos dias —me explica —¿Entrevistaste a muchos?

Pensé a quienes y eso me hizo darme cuenta de algo: sí, a bastantes.

— Álvarez, Messi, De Paul, Di María, Otamendi, Tagliafico —nombré intentando acordarme de más —Dybala, Martinez y creo que nadie más.

—¿Cómo que nadie más? ¿Y yo? —hace puchero y yo ruedo los ojos.

—Y bueno, Enzo Fernández, ¿contento? —el asiente repetidas veces.

—El mejor de todos, claramente.

Estoy por responder cuando llegan los chicos, en sí, De Paul con Paredes y Álvarez.

Me paro del sillón y acomodo mi vestido, Enzo se levanta también y les sonríe a los chicos que nos miran con cierta gracia.

—¿Se puede saber que hace Enzito acá afuera? Y porque no nos presenta a su acompañante.—De Paul habla y nos queda mirando a los dos con una sonrisa en la cara.

Pude visualizar a Julián que se lo veía bastante alegre, y no solo por ganar la copa, sino por el alcohol que tenía encima.

— Si los entrevistó hoy boludo, no saben su nombre? —indignado Enzo les pregunta.

Abren los ojos bien en grande y me miran a la cara intentando recordarme, pero fallan.

—Perdón, te juro que no me acuerdo.—se disculpa.

—No pasa nada, Matilda Torres.—les estoy por dar la mano pero me dan todos un beso en el cachete, yo sonrío aunque un poco avergonzada.

Enzo se limitaba a mirar a los chicos y estos no les hacian mucho caso, hasta que alguien los llamó y se fueron por donde vinieron.

—Perdón si te hicieron sentir incomoda, son un poco jodones pero son buenos pibes —le doy la razón.

—Se nota que te quieren mucho, Enzo.—le comento —Me cayeron bien.

—Bueno pero espero que no mejor que yo eh, sino me voy a poner mal.—bromea.

—Vos me dejaste tocar la copa y me invitaste acá, se van a tener que esforzar mucho para superar eso —admito sintiendo como mi cara se torna un poco colorada, sin embargo el me sonrió.

—Me alegra saber eso, Matu.

...

—Me tengo que ir, Enzo —le aviso y él hace puchero, eran las cuatro de la mañana y él había tomado bastante aunque no más que los demás que seguían festejando en la sala jugando a la play y bailando cuarteto mientras que nosotros estabamos en su habitación.

—Nooo —se negó —No quiero que te vayas, la paso bien con vos.

Me rio, me da cierta ternura verlo en este estado porque las palabras salen de su boca sin que las analice aunque sea un poco.

Él estaba sentado en los pies de la cama y yo en frente de él mirándolo, una mano mia se alza hasta casi tocarle el pelo, pero no dejé que la tentación me gane y la devolví a mi costado.

—En un rato viajan Enzo, y yo también.—le recuerdo —Además mis compañeros no saben que estoy acá, se van a preocupar.

—Deciles que estas conmigo —dice como si estar con él fuera algo de todos los dias.

—No puedo hacer eso, se volverían locos.

Su sonrisa pícara vuelve a aparecer.

—¿Locos por qué? —Se hace el desentendido.

Le gustaba que le suban el autoestima un poquito más, lo noté.

—Ya sabes por qué.

—No, sabes que no.

Rodee los ojos.

—Locos porque estoy en el cuarto de la selección con Enzo Fernández, contento? —se muerde el labio y asiente con la cabeza.

Tenía una carita de feliz cumpleaños increíble.

—Prometeme que nos vamos a volver a ver.—me mira a los ojos esperando mi respuesta.

No sé si sería por causa del alcohol, pero sus palabras sonaron bastante sinceras.

—Enzo, no creo que eso pase. Mañana ya te vas a olvidar aparte —me mira indignado.

—No digas boludeces Matilda, mirá si me voy a olvidar de vos —dice como si eso fuera imposible y mi corazón comienza a latir un poco mas rapido de lo normal.

Pero...¿por qué me pasaba esto con alguien que conocí hace unas horas?

La emoción del momento, le eché la culpa, muchas emociones juntas, seguro era por eso.

Pero las palabras me salieron solas antes de que pudiera analizarlas.

— Prometo volver a vernos, campeón del mundo.—le doy un beso en la mejilla y me voy, sintiendo su mirada en mi espalda cierro la puerta de su cuarto y vuelvo hacia mi departamento.

Sólo Enzo Fernández pudo hacer que prometa algo...porque odio las promesas.

Cuando me acuesto en mi cama recibo un mensaje.

enzojfernandez

campeón del mundo...
me gusta más como suena
cuando me lo decís vos
4;25 am

No hacía falta responder, puse el celular en la mesita de noche y una sonrisa se formó en mi cara.

campeón del mundo.

Me doy media vuelta y cierro los ojos hasta dormirme, esperando desde el fondo de mi corazón cumplir la única promesa que habia hecho en mi vida.

...

amo amo amo

mundial ; enzo fernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora