mundial ; enzo fernández

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enzojfernandez

Quiero verte, Matu.

Cumplime el capricho, dale.

06;27 am

No podía hacer nada, ya me encontraba en el aeropuerto y en un rato ya estaría arriba del avión. Nunca había pasado una situación así, y yo no era una persona que dudara en lo absoluto en estas propuestas porque era un no asegurado, pero entonces, ¿por qué con él dudaba tanto? el "no" estaba, simplemente que no se lo quería decir, no me salía decirlo porque la respuesta era otra, era completamente lo contrario y lo sabía.

Una llamada. Miro a mis costados para que nadie me escuche, todos estaban durmiendo de vuelta.

— Antes que digas algo que llegue a convencerme, no puedo Enzo.—me adelanté y escucho una risita por el otro lado.

Dios, tené un poco de compasión te lo digo.

—Dale Matu, volvete conmigo.—me pide y yo me muerdo el labio.

—No puedo.—le repito con todo el dolor del mundo.

Un silencio inundó la llamada.

—¿No querés o no podés? —touché.

A veces creo que el es entrevistador y yo una simple persona que se pone nerviosa con alguna mínima interacción.

—No puedo Enzo, ¿sabés todo lo que van a hablar? además como te dije, no quiero incomodar a tus amigos.—le argumento y el suspira.

—No van a hablar Matu, quédate tranquila que...

—¿Viste Twitter? —lo interrumpí.

—No soy de usarlo mucho, ¿por qué?

—Ya están hablando Enzo, no quiero arruinarte nada ni mucho menos armar falsos rumores, va a ser mejor que vuelva sola. Perdón.—Sin decir mucho más colgué.

A veces lo correcto no iba de la mano con los deseos de uno, y decidí actuar correctamente como siempre. Aunqué me subí al avión con un vacío dentro, imaginándo como sería volver junto a él al país que tanto amo.

Que tanto amamos.

...

—Y bueno, desde entonces no me manda mensajes y siquiera se digna a mirarme, ¿a vos te parece? —se queja Joaquín mirándome —Matilda, ¿me estás escuchando?

Salgo del trance en el que estaba y lo miro.

—¿Me decías algo? —pregunto y el me mira con una sonrisa pícara.

—Ese morocho te tiene en las nubes eh —se mira las uñas y se las sigue limando —Está que se parte solo, te entendemos todos Mati, no sos ninguna boluda vos para elegir eh.

Lo empujo despacio mientras la señora que va al lado nuestro en los asientos sonríe y nos mira con cierta gracia. Le estabamos dando el entretenimiento de su vida.

—Ningún morocho me tiene de ninguna manera, no digas pelotudeces.—le aclaro mientras miro mi teléfono.

—Si si, y yo nací ayer.—me hace montoncito con la mano.—Me gusta esta faceta tuya, la tendrías que sacar más seguido.

—¿De qué faceta hablás Joaquín? —ahora yo lo miraba espectante —No me gusta nadie.

—Nunca hablé de que te guste, hablo de que quizá...—sonríe.

Temía por esa cara que me hacía y por la respuesta que me podría llegar a dar frente a todos los que están en este avión, lo que no tenía Joaquin era verguenza, de eso estaba segura.