Dicen que la primera etapa del enamoramiento durante la adolescencia, es algo difícil y complicado de averiguar. Pudo haber sido aquel niño o aquella niña que nos sonrió en nuestro primer día de escuela. Quizás fue esa persona que besamos por primera vez cuando alguien nos molestaba. O quizás ¿Fue esa persona que nos hizo descubrir nuestra verdadera sexualidad? Durante su niñez, Ni-ki sabía que era cercano a las niñas; las consideraba bonitas e incluso besó a un par de ellas cuando tenía tan solo ocho años. Sin embargo, cuando creció, descubrió que le incomodaba cuando su padre lo molestaba con su mejor amiga de infancia. No fue sino hasta cuando llegó a Corea, cuando recién estaba cumpliendo los catorce años, que descubrió quien era en realidad.
Cuando por casualidad, vio a un chico de mejillas rosadas batallando con la maquina de jugos. Nishimura Ri-ki sintió por primera vez el aleteo de las mariposas en su estómago. No había tenido la valentía suficiente como para acercarse a ese chico bonito. Ahora que ya había pasado un tiempo y podía ver a Kim Sunoo de cerca, e incluso podía hablar con él, había descubierto que ese primer aleteo aun seguía ocurriendo incluso si no lo estaba viendo.
Kim Sunoo era su primer amor.
―¿Me estás escuchando, Ni-ki? ―. Preguntó.
El japonés se mostró apenado, pues no había prestado nada de atención a lo que él estaba diciendo. Sunoo pensó en que quizás lo estaba aburriendo con sus cosas, pero lo que desconocía era que Ni-ki se había perdido observando cada detalle de su bonito rostro.
―Lo siento ¿Qué me decías? ―. El japonés se sonrojó.
Sunoo por su parte solo rodó los ojos y se puso en pie para salir de la habitación del rubio, sin embargo, fue el mismo Ri-ki quien lo detuvo. Bajó la cabeza y se dio cuenta en lo bien que se veían sus manos juntas, como si hubiesen sido diseñadas para estar juntas. Como si fueran el molde del otro.
―¿A donde vas? ―. Preguntó.
―No sé ―. Respondió ―. A algún lugar donde alguien no me ignore.
―Yo no te estaba ignorando, Sun... ―. Ni-ki aplanó los labios y poco a poco empezó a soltar el agarre que le tenía a Sunoo ―. Para mi es casi imposible concentrarme cuando te tengo cerca. Eres un detonante para que mi serotonina se dispare.
En ese momento, Ni-ki supo dos cosas realmente importantes; la primera, que Sunoo le gustaba más allá de lo inimaginable y la segunda, que amaba el color rojizo con el que se pintaban sus mejillas. Tomó las manos de su contrario y lo atrajo un poco hacia su anatomía. Tenían la misma edad y aunque Sunoo parecía mayor y más maduro, Ni-ki era más alto y sentía que debía protegerlo de todo y de todos.
―Me gustas, Sunoo ―. Con su pulgar pudo acariciar las delicadas y blanquecinas manos del mencionado ―. Me gustas mucho y sé que yo no te gusto a ti, pero quiero-
―Tú también me gustas, Ni-ki ―. Interrumpió las palabras del japonés ―. Lamento si te hice creer que no era así, pero es que...
Sunoo bajó la mirada con algo de tristeza; realmente le gustaba Ni-ki, pero él no era muy expresivo y solo quería asegurarse de que lo que sentía no fuese algo pasajero. Desde antes se le hacía lindo, pero creyó que al estar con Beomgyu, éste era su pareja; no imaginó que alguna vez estaría en su habitación escuchándolo decir que tenía sentimientos verdaderamente fuertes hacia él.
―No importa, Sunoo ―. Ni-ki levantó su mentón y lo miró a los ojos con ternura ―. Con saber que te gusto, tengo para poder ser feliz ahora y siempre.
Y ese era el momento perfecto para que algo mágico sucediera; Sunoo se puso de puntitas y besó fugazmente los labios de Ni-ki. Ni siquiera había tenido tiempo de reaccionar; Sunoo había sido muy rápido, pero él no quería que el momento se quedara en simple roce de labios. Ni-ki había estado esperando por esto y no desaprovecharía la oportunidad, así que tomó la pequeña cintura de Sunoo y lo atrajo hasta su cuerpo; levantó sus comisuras con cierta coquetería y se acercó a su rostro para poder besarlo.
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Good boys || TXT & ENHYPEN ✅
FanfictionLa etapa de la adolescencia puede ser la más bonita, pero al mismo tiempo es la más complicada. Los intereses cambian, la pubertad está en su esplendor y las malas decisiones están a la vuelta de la esquina. Pero seguimos siendo buenos chicos. ➳His...