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Muestras de Amor

Navidad se acercaba, Jungkook por fin había decidido ir a casa después de tres maravillosos días. Se podría decir que en sí el alfa se quedó con Jin porque su celo se adelantó y aunque no llegaron a más allá, Jin cuido perfectamente de él.

—Ah... Hyung, en serio, no puedo creer que me dieras supresores—hablo Jungkook mientras caminaba a lado de Seokjin.

Estan en el mercado buscando algunos alimentos que el omega necesitaba para la cena que iba a preparar para ellos dos en Navidad.

—¿Bromeas? —soltó Jin.

—No, sabes lo mucho que he estado deseando hacer el amor contigo—susurró lo último muy cerca del oído del omega mientras lo envolvía melosamente.

—Ah... porque lo arruinas—dijo superado. —Iba a decirte que si tanto deseas tener sexo, podemos terminar... —bromeo Jin.

—Sí lo dices de ese modo, pareciera que no me quieres ni un poquito. —se quejó Jungkook.

—Tú reclamandome a cada rato, sí parece que no me quieres, porque no fue eso lo que quedamos. Todavía eres un mocoso. No eres un alfa de palabra. —Seokjin puso las cosas a su favor.

—Ya quiero que llegue septiembre para cumplir 18 y demostrarte lo rico que este mocoso te puede hacer gemir.

El alfa lo dijo con tanta simpleza que puso rojo al omega de solo hacerle imaginar que pronto podrían juntarse en cuerpo y alma.

—¡Jungkook! Estamos en la calle. —gritó en voz baja, mientras seguía caminando. —Además falta como un año.

—Tú comenzaste. Y no, solo faltan nueve meses.—recalcó el alfa.

—¿Yo? Ni que momento.—el omega se detuvo,  volteó  a su costado y se apunto así mismo mientras lo miraba indignado.  —¡Fuiste tú!—con su dedo indice Jin comenzó a golpear el pecho del alfa —Tú eres el ingrato quejumbroso que se queja por que su lindo y atento omega lo cuida en vez de dejarse ceder por sus instintos animalescos.—terminó el omega, obviando darle la razón al alfa sobre su cumpleaños y dejandolo solo, con las palabras en la boca, Jin volvió a caminar.

Jungkook que se había quedado atónito por aquella resolución, lo siguió unos minutos después al darse cuenta que el omega lo había dejado por una larga distancia.

—¡Hyung!—llamó el alfa.

Jin se había detenido en un puesto de dulces, estaba pidiendo cuando llego el alfa.

—¿Estas enojado?—preguntó el alfa cuando llegó cerca suyo.

—¿Te parezco enojado? —comentó el omega sin mirarlo. —Señito, me da dos de estas.—mencionó Jin mientras apuntaba a las frutas acarameladas.

—Bueno...

De repente escucharon que la viejita vendedora se reía. Ambos jovenes la miraron confundidos.

—¿Recien casados?—cuestionó la señora. 

—¿Lo parecemos? —preguntó Jungkook a medida que su sonrisa crecía de oreja a oreja.

—La verdad que sí, ese tipo de discuciones solo suceden a los principios del matrimonio.

—No estabamos discutiendo.—mencionó Jin un poco avergonzado de la señora notara la situación.

—Seguro...—comentó la señora. —Deberían disfrutar su juventud. ¿Tienen hijos?

—¿Parezco embarazado?—cuestionó Jin asustado. ¿Tan gordo se veía? El susto ni siquiera le dejo comprender la pregunta.

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