FLORA: El legado

Capítulo 28: Fondo

"Tocar fondo se convirtió en la base sólida sobre la que reconstruí mi vida" dijo J.K. Rowling

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Conocía ya la sensación tan horrible del despertar. El cuerpo pesado, lleno de dolor como si estuviera enferma. Oír a medias, ver a medias e incluso moverme a medias. Me dejé llevar por ese cansancio un poco más para darme tiempo a recuperar fuerzas. Lo último que había pasado era aquella gran pelea en el campo ¿Acaso estoy entre los cadáveres? ¿He sobrevivido? Cuando empecé a recobrar un poco los sentidos me incorporé e intenté enfocar lo que tenía a mi alrededor. Había un cuerpo cerca pero ya no estaba vestido como en la antigua grecia, solo yo mantenía mi atuendo de la época. Me acerqué para ver a Leo que con la cabeza en el suelo y la mirada apagada observaba el cielo. Aún podía respirar. Como si un calambre me hubiera atravesado de pies a cabeza me moví hacia él sin hacer caso a la pesadez del cuerpo.

- Leo.. - Intenté hablar pero mi voz estaba rota y era muy débil.

Para mi suerte lo había escuchado y movió la cabeza en mi dirección mientras yo me arrastraba hacia él. Intentaba evitar el torrente de horribles y negras ideas que me venían a la cabeza.

- Sigues vivo..
- Si.. no se si por mucho tiempo. Pero ellos también se han llevado una buena.

Entonces me fijé en la mano que apretaba contra su estómago y sus palabras me atravesaron como si de miles de alfileres se tratara. No tenía la camisa puesta ya que ésta era un burruño manchado de sangre que hacía presión en la herida.

Estaba asustada, confundida y no sabía ni por dónde empezar. El lo notó al instante.

- Flora, no te preocupes.. Lo importante es que tú estés bien.
- ¡¿Cómo que no me preocupe?! Leo.. Tenemos que irnos a mirarte eso. Pueden venir los lobos o cualquier animal y rematarnos.

Él suspiró pero no intentó detenerme ni ayudarme.

- Escuchame..
- No Leo callate y..
- Flora.. escucharme.. yo.. tengo que decirte muchas cosas.. y tengo poco tiempo..
- Luego me las dices..
- No.. no puedo luego.. yo.. no merezco que me ayudes.. todo esto pasó por mi culpa.

Le acaricié la cabeza y me reprimí las lágrimas.

- No digas nada Leo, ya lo se.. lo se todo y no pasa nada, todos hemos tenido momentos difíciles.. tu solo aguanta que de ésta vamos a salir.
- No sabes lo de mi familia..
- Si lo se.. pero no me importa.

Me acerqué tanto a él que podía oler perfectamente su sangre y con ella su alma apagarse poco a poco. Respiraba con dificultad.

- Leo, qué estúpida he sido.. no te he valorado lo suficiente - ahí ya no pude contenerme más - pero aun nos queda tiempo.. aun
- Shs.. -  me cayó y con la otra mano intentó acariciar mi mejilla.

Nos acercamos lo suficiente para oír la respiración de cada uno. El beso fue tierno pero me evocó en cascada todos los recuerdos que vivimos, como si fuera a cámara lenta pude disfrutar de los momentos más preciados a su lado. Cuando nos separamos Leo me sonrió como pudo pero estaba muy cansado. Permanecimos juntos hasta su último aliento. Estuve velando su cuerpo hasta que las emociones me rebasaron tanto que no pude evitar desmayarme.

—

Me pasé mucho tiempo investigando los libros que encontramos de la abuela, sus dibujos y todo lo demás. Me había quedado recluida en la cabaña de Leo ignorando el mundo exterior por muchos meses. Al principio fue realmente difícil y no hacía más que llorar y llorar, de vez en cuando mi prima venía y me traía lo indispensable para comer pero no le hacía quedarse mucho tiempo, no quería ver a ningún ser humano más, prefería la soledad y leer mientras la luz que se colaba por la ventana me lo permitia. Intentaba camuflar el amargo estado de mi alma con investigaciones. Los únicos que me hacían compañía eran Colmillo y el pequeño pajarillo, que ya no era tan pequeño. Decidí llamarle Leo aun sin saber si era macho o hembra, era mi pequeño tributo a su memoria.