Algo molesto y confundido por sus propias actitudes bajo a su taller, quizás a ordenar un poco le aclararía la mente. Recogió con cuidado todos los cristales destruidos donde antes habían formado parte de sus puertas, mando a llamar un equipo para llevarse su hermoso Ferrari California plateado que aseguro vendrían en la mañana por el; ya que además de haber abollado el cofre y roto el parabrisas, el sistema mecánico tenia osfato monoamónico, cortesía que babas le coloco para "apagar su incendio".
Las sospechas se volvían hechos y no sabia que pensar, que hacer o en quien confiar; lo único que tenia bien en claro era que solo habían dos personas que estaban de su lado y querían verdaderamente ayudarlo. Por un lado, Potts habia sido su secretaria y asistente mas leal que jamás hubiese conocido, siempre atenta a la industria y a sus necesidades, haciendo lo que le dice e incluso haciéndolo reflexionar sobre sus propias decisiones y, por que no, regañándolo de vez en cuando, nunca dio razones para dudar de ella y su preocupación por la situación era genuina.
Pero por otro lado estaba Rogers, aquel guardaespaldas que no era guardaespaldas del todo sino un soldado de vacaciones con fines detectivescos contra él, y que llego repentinamente declarandole su amor. No lo culpaba del todo, todo el mundo estaba enamorado de él, todos mataban por una noche a su lado -no lo negaba, orgullosamente declaraba su parte Playboy- nunca declinó a nadie que no le pareciera atractiva, aunque admitía a sí mismo que no tenía muchas experiencias con hombres, de hecho las podía contar con una sola mano y con un solo dedo, pero eso era aparte.
Por lo que dudar de su preocupación era normal. Sin embargo, él lo defendió de la agencia la que trabajaba y -prácticamente- responder directamente por alguien desconocido... y no recordaba cuando fue la última vez que alguien lo defendió tan desinteresadamente. Eso sin mencionar aquellas veces que lo había ayudado siendo -oficialmente- su guardaespaldas, extrañaría ese jet privado que fue destruido, pero gracias a eso supieron que la amenaza venía de alguien de adentro y de su entera confianza.
Sus pensamientos no se desviaron tanto como lo hubiera querido, ya que nuevamente regresaron a la propuesta de Rogers; ¿tierna? Un poco ¿cursi? Sin lugar a dudas, pero que más podía hacer, había tenido infinidad de parejas de todos los oficios existentes, ninguna rayo en lo serio, ninguna lograba despertar un cariño genuino en él, ni preocupación por su bienestar o el de la relación en si. Era por ello que su fama de Playboy era fama, sin embargo algo en Rogers lo inquietaba y lo saca de su zona de confort para ponerlo en dilemas que nunca antes se había enfrentado.
Anhelaba encontrar el amor ¿Quien no? Solo que no tenía prisa en hacerlo, se había dicho que el amor no era para él, o al menos no ese amor. Es cuestión de compativilidad, se decia o se engañaba; el amor es algo que florece genuinamente por otra persona, el problema surgía cuando le tocaba dar a el amor, no tenía corazón para eso...
Consideraba que los cuerpos masculinos eran demaciado toscos y peludos como para que llamaran su atención; no se comparaba en nada con los cuerpos femeninos, seres con curvas, finos y delicados, con una belleza natural, castañas o rubias eran lo suyo... rubias.
-Necesito pensar -hablo en voz alta, porque necesitaba oírlo fuera de su mente.
**********************************
Y no era el único que necesitaba pensar, los ingenieros y científicos a cargo del proyecto secreto del CEO de Industrias Stark los estaba volviendo locos. La armadura era todo un hallazgo para la ciencia, un avance tecnológico tan grande que no explicaban como fue su ensamblaje y mucho menos su funcionamiento, lo único de lo que pudieron saber sobre su origen era que el mismísimo Tony Stark la había fabricado, lo cual no ayudaba al humor de su jefe.
Pedía, no, les exigía diariamente avances ,o bien, la culminación para uso de esta, y era obvio que no los tenían. Servía un poco que tuvieran un par de hojas que asemejaban ser planos de la armadura, y aun contando eso siempre había una gran limitante que les detenía y tropezaba abruptamente y los frenaba: la fuente de poder.
ESTÁS LEYENDO
STONY»El guardespaldas«
RomanceDespues de que Tony Stark sale con vida de su secuestro en Afganistán (y destruye el lugar), su asistente Pepper y chofer Happy toman la decisión de contratar a un guardespaldas rubio, pero jamas esperan que el genio sienta algo que creian que no ex...