Capítulo 10

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- Morocha, buen día - me susurró Julián al oído y me dio un beso.
- Hola - le dije con voz de dormida y a penas podía abrir los ojos - ¿sabes si se despertaron las nenas?
- Están gritando hace un rato abajo - me dijo mientras se ponía la remera.
- Ufa, ahí voy - le dije de mal humor y él se agachó a la altura de la cama para darme un beso en la frente.
- Yo me tengo que ir, pero mañana nos vemos ¿dale?
- Bueno, te voy a extrañar - le dije - no sé cómo voy a hacer con el mundial.
- Yo tampoco - me respondió él - pero aprovechemos lo que nos queda.

Julián se fue y escuché como las chicas gritaron de la emoción cuando bajó y después bajé yo.

- Al fin te despertaste nena - me dijo Sofi.
- Tenemos hambre - me dijo Mili haciendo puchero - ¿nos preparas el desayuno?

Que pendejas pesadas.

- Si chicas, ¿quieren unos panquequitos? - les pregunté y las dos asintieron con una sonrisa.

Les cociné los panqueques y los decoré por arriba con salsa de chocolate y un par de banana y frutilla que se que a ellas les encanta.

- Vengan al living a comer - les grité a las nenas que no sabía en dónde estaban.
- No podíamos creer cuando lo vimos a Julián ayer - me dijo Sofi mientras mordía un pedazo de panqueque y yo limpiaba un poco la cocina.
- Vieron - les dije - ustedes no me tenían fé.
- Pensé que iba a venir un pibe teñido de multi color todo tatuado - me dice Mili y Sofía se le ríe.

Las chicas comieron los panqueques hasta que por fin llegaron mis papás y las saludaron a las nenas y después a mi.

- ¿Qué hicieron ayer?
- Vino a cenar el novio de Ju - dice Mili comiendo una frutilla que la había bañado con chocolate que sobró en su plato.
- Si, y se quedó a dormir tío - le dice a mi papá con cara de asombro.
- Jajaja las quiero tanto - les dice mi papá y les da un beso a cada una en la frente - portensen bien.
- Si tío - dicen a coro las mellis.

Subí a mi pieza y le dije a mi mamá que suba conmigo.

- Ma, hoy quería ir a almorzar con Clari, ¿se pueden quedar un rato con las nenas? - le pregunté mientras subíamos las escaleras.
- Si, obvio, a la noche te las tengo que dejar de nuevo porque con papá tenemos una cena de trabajo.
- Dale, no hay problema - le dije entrando a mi cuarto y cerré la puerta.

Le escribí a Clari que vayamos a almorzar y me dijo que vaya a su casa y nos cocinábamos algo ahí.

- Te extrañé amiga - me dice Clari.
- Yo más, igual te escribo todos los días y ni bola vos - le dijo cerrando la puerta de su casa.
- Ayer colgué en contestarte, ¡me muero que Julian conoció a la mellis! Seguro lo volvieron loco, son tremendas esas dos.
- Viste boluda - le digo mientras me siento en una de las sillas de la mesa de la cocina - igual nos reímos mucho con las nenas.
- Me imagino.
- ¿Qué comemos? - le preguntó, tenía mucha hambre, estuve tan ocupada cocinándoles a Sofi y Mili que no me hice nada para mi - tengo hambre.
- Yo también - me dice ella abriendo el freezer - hay papas y patitas ¿qué opinas?
- De una - Cla metió todo eso en el horno y mientras esperábamos que se hagan charlamos un rato.
- Pone cronómetro en tu celu - me dijo ella - así no nos olvidamos.
- Dale - le dije y saqué el celular para hacer lo que me había pedido - ¿cómo andas con el chico este?
- Ah si, pinchó - me dice acomodando un poco los adornos de su casa.
- Hace dos días me dijiste que estabas de enamorada.
- Amiga, soy cornuda - me dijo casi llorando.
- No te creo - fui a abrazarla.
- Boluda te juro que no se que hice mal.
- Nada, es un idiota, siempre te lo dije.
- Y siempre tenés razón, haces todo bien y, para colmo, sos botinera - me río.
- Jajaja cállate boluda.
- Estás subiendo mucho a Instagram - me dijo sorprendida ya que sabe que odio las redes y que tengo muchos complejos conmigo misma - ¿qué pasó?
- No se, me copa Instagram ahora - le digo con una sonrisa.
- Sabes que te pueden empezar a pagar, podrías ser influencer.
- Me mato primero - le digo - odio que mi vida esté expuesta, eso es lo único que no me gusta de estar con Julián.
- Te entiendo - me dice - ósea no te entiendo, ojalá entenderte.

Creo que Clarita es mi fan número uno, cada vez que me ve me alaga y se alegra más que yo por mis propios logros.

- Tráeme ketchup - le dije a Clara mientras sacaba la comida del horno.
- Párate a buscar pedazo de pajera - me paré y busqué el ketchup que estaba en la heladera mientras Clara ponía las papas y las patitas en unos platos y los apoyó en la mesa.
- ¿Agua o coca? - me preguntó abriendo la heladera.
- Cocucha - le digo con una sonrisa.

Almorcé ahí con mi amiga y después me volví a casa que si no llegaba mis papás me iban a matar.

Justo cuando abrí la puerta de casa mis papás se estaban por ir así que los saludé y fui a ver a las nenas que estaban durmiendo una siesta y las desperté porque no iban a poder dormir a la noche.

- ¿Qué pasa? - me pregunta Mili frotándose los ojos.
- Nada chiquis, se tienen que despertar, en un ratito vamos a cenar - les digo haciéndoles mimitos a las dos.
- ¿Qué vamos a cenar? - me pregunta Sofi.
- ¿Quieren hacer auto mc? - les preguntó y las dos se levantaron de golpe.
- Obviooooo - gritaron de la alegría.
- Bueno dale, cámbiense que en un ratito vamos.
- ¿Puede venir Juli? - me preguntaron las dos.
- No chicas, tiene que descansar un poco, los domingos entrena.
- Ay bueno - me dice Sofi revoleando los ojos para arriba.

Me fui a bañar y cuando ya estaba lista bajé y las agarré a las mellizas para que vengan al auto y, como sabían que íbamos a mc, vinieron las dos corriendo.

- Nunca las vi correr tan rápido.
- Estamos contentas - me dice Mili y me abraza - sos la mejor.
- Las quiero chicas - les dije abrazándolas a las dos - se están portando muy bien.
- Gracias primi - me dice Sofi.
- Bueno, vamos al auto.
- Puedo ir adelante? - me pregunta Sofi cuando prendo el auto.
- No nena, sos chiquita.

Manejé hasta mc donalds y les pedí una cajita feliz a cada una y yo no me pedí nada, había comido mal al medio día así que decidí hacerme una ensaladita en casa.

- ¿Nos pones Tini? - me pide Sofi.
- Obvio, el otro día la conocí, ¿sabías?
- Me muero - dice Mili - ¿por De Paul y Julián?
- No nena, no todo pasa por Julián - le dije frunciendo las cejas - tengo un trabajo y por suerte me va muy bien, yo conseguí todo.

Las nenas comieron en la parte de atrás del auto y yo di un par de vueltas con el auto hasta que ellas terminaron de comer y volvimos a casa.

Julián no me había escrito en todo el día pero casi ni pensé en eso, las metí a las chicas en la cama y me fui a hacer una ensalada.

Un amor inesperado - Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora