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-¡MALDITA SEA MI SUERTE!-Exclamé tirando mi mochila al césped y dejándome caer en él.- ¿Por qué rayos él?

-¡Hey, T/N!- Mi mejor amigo Jisung se sentó a mi lado. Era un chico sumamente agradable y además guapo.

¿Recuerdan que les mencioné que a los 16 fantaseaba con un chico que fuera mi alma gemela? Bueno, ese chico era Han Jisung, mi mejor amigo desde el jardín de infantes. Somos humanos y a pesar de tener un destino marcado también nos enamoramos, cosa que me ocurrió en plena adolescencia, pero nunca me animé a compartir mis sentimientos con nadie más que con mi diario.

-Hola, Hannie...- Lo saludé desanimada.

-Wow, ¿qué tiene la princesa de Hannie?- Rápidamente tomó mi rostro entre sus manos y me examinó. Él siempre me trataba como una princesa y todo eso había iniciado como un juego de niños de 8 años cuando luego de que Chris me hostigara, Jisung me defendió alegando ser mi príncipe azul. Desde entonces siempre que me encontraba triste o afectada por lo que fuera, me llamaba así y buscaba ayudarme a volver a sonreír.

-Ayer me revelaron quien es mi alma gemela.- Suspiré pesado y apartando mi mirada de la suya.

-No me digas que es un viejo horrendo.- Se burló intentando hacerme reír con él.

-Ojalá fuera un viejo horrendo. ¡Es peor que eso!- Tomé mi cabeza y jalé un poco de mi cabello.

-Ya déjate de rodeos y dime quien es.- Suplicó tomando de su mochila un par de jugos de naranja para extenderme uno antes de que siguiera hablando y así ambos tomarlo.

-Bang... Christopher Bang...- Susurré haciendo que mi amigo escupiese todo el jugo que había acumulado en sus mejillas regordetas.

-¡¿ESE PATÁN ES TU ALMA GEMELA?!-Gritó haciendo que las pocas personas que estaban cerca se dieran vuelta a vernos.

-¿Puedes bajar la voz?- Le supliqué mientras hacía reverencias y le disculpaba con los presentes puesto que se notaba que querían su tiempo a solas entre clases.

-Lo siento, pero es que no me lo creo, debe ser un error.- Dijo algo avergonzado y volviendo a tomar algo de jugo.

-Desearía que fuera un error, pero lamentablemente las pulseras reaccionaron a la perfección cuando nos las pusimos, al igual que este estúpido anillo que parece pegado a mi piel.- Forcejé un poco intentando quitarlo pero sin obtener un resultado satisfactorio.

-¿Cómo el chico que te hizo la vida imposible es tu alma gemela?

-Deberías ser tú...- Pensé para mis adentros y luego solo me encogí de hombros.

-Eso no es lo peor, nuestros padres ya han organizado todo, están remodelando el apartamento que compraron para nosotros y nos obligarán a vivir allí SOLOS.- Recalqué la última palabra casi escupiendo cada letra.- ¿Te imaginas que se porte igual de imbecil que cuando estamos aquí? No sé como lograré soportarlo toda mi vida.

-Hey, tranquila pequeña, juntos podremos resolverlo, no creo que seas la única persona que ha tenido que pasar por esto con su alma gemela.- Me sonrió cálidamente mientras acariciaba mi mejilla y yo sentía que me derretía ante su tacto. Maldita sea ¿por qué mi alma gemela no es Jisung si siempre nos hemos llevado tan perfecto?

El timbre del fin del receso nos hizo salir de la burbuja y despedirnos ya que en la segunda mitad de la tarde no compartíamos clases en común, será porque yo me estoy dedicando al área de la danza y él por su lado a música. Sí sabía que compartía todas sus clases con Chris y eso significaba que ahora se verían y yo no debería verlo hasta el otro día a la mañana. O eso es lo que anhelaba, pero al estar realizando una de las coreografías de solista que la profesora nos había ordenado hacer para la muestra de mitad de semestre, me percaté que por el vidrio que tenia la puerta los ojos de mi ahora alma gemela me miraban fijamente. Haciendo que me pusiera nerviosa y en uno de los movimientos perdiera el equilibrio cayendo directamente sobre mis rodillas, provocando en mi un fuerte gemido que no pasó desapercibido por nadie, generando un bullicio intenso por parte de mis compañeros, cosa que me llamó la atención porque no era la reacción habitual frente a un golpe.

-¿Estás bien?- Su voz me heló la sangre. ¿En qué momento había entrado al salón?

-Sí, puedo sola.- Aparté la mano que me extendía de una forma que intentaba ser gentil.

Los murmullos no tardaron en hacerse más intensos, incluso escuché a varias de mis compañeras llamándome suertuda o cosas por el estilo ya que se percataron de la joyería que llevábamos a juego. Molesta porque la profesora no decía nada me giré a buscarla, pero casualmente no se encontraba en la sala. Volví la mirada a todos a mi alrededor y tomando mis cosas salí de allí, no sin antes gritarles que se metieran en sus asuntos.

Salí hecha una fiera y para mi mala suerte la profesora me atajó en el pasillo pidiéndome que la clase de la semana siguiente me quede fuera de hora, porque quería cambiar TODA la coreografía que había presentado y ensayado por casi un mes. Me exigió que consiguiera otra música y que fuera ensayando algunos pasos, así no iniciábamos de cero cuando solo faltaban 3 semanas para presentar todo. Con cortesía accedí, pero en cuanto ella se fue bufé molesta y me giré sobre mi misma para retomar el camino hacia mi casa. Cual fue mi sorpresa que al hacerlo el maldito Chris se encontraba apoyado en la entrada de la universidad mirando en mi dirección y con una sonrisa que podría definir como pedante. ¡Argggggg! Como me fastidiaba su cara y todo su ser. Pasé por su lado y lo ignoré, pero así como yo caminé él caminó y me alcanzó llegando a mi lado.

-Te estuve buscando todo el día...- Dijo poniendo las manos en sus bolsillos y sin mirarme, pero manteniendo su actitud altanera.

-Ya me encontraste, me viste y encima pudiste reírte de mi caída.-Puse los ojos en blanco mientras apretaba la tira de mi bolso sin dejar de caminar.

-Cierto... Fue divertido verte caer... pero dime una cosa ¿cumplí bien mi papel de alma gemela?- La sonrisa altanera se ensanchó más y no pude evitar gruñir molesta, sabía que su amabilidad era una simple tapadera por esta estupidez de "alma gemela".

-¿Debería agradecerte o algo?- Cuestioné frenando en la esquina que debía doblar y así separarme de él para no verlo por el resto del día.

-¿Tú que crees, bonita?- Se acercó a mí rostro peligrosamente, cosa que me hizo retroceder y casi caer nuevamente.

-Me tengo que ir.-Me di vuelta para caminar hacia mi casa pero su brazo me detuvo ya que tomó con fuerza mi muñeca.

-Tú vienes conmigo.-Comenzó a caminar en dirección opuesta a mi casa y llevándome a rastras.- ¿No recuerdas que a partir de hoy debemos vivir juntos?

-Espera... ¿QUÉ?-Me intenté soltar pero él no me lo permitió y siguió caminando haciendo que yo también lo hiciera.- ¿No que la remodelación no iba a estar lista hasta el lunes?

-Adivina qué... Me llamó tu madre para informarme que ya estaba pronta y que habían llevado tus cosas y las mías al departamento. Ah y ya de paso te comunico que no tienes otra opción que dormir conmigo.

Esto no se podía poner peor, ¿verdad?

Âme soeur - BangchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora