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-Me niego rotundamente.- Le dije a Bang mientras caminaba de un lado al otro dentro de la habitación y él solo me observaba desde la cama.

-Son las cosas que debemos hacer, te lo dije desde un principio.- Suspiró cansado. Habíamos ido a casa de mis padres a almorzar, luego cada uno regresó a sus actividades en la universidad y como habíamos perdido un par de materias tuvimos que recuperarlas fuera de horario, haciendo que finalmente llegásemos al departamento a las 10 de la noche.

-Ya lo sé, pero ¿por qué rayos tiene que ser ahora?- Me detuve y lo miré de frente. Sus ojos comenzaban a cerrarse, se veía hasta tierno.- ¿No puede esperar hasta que me reciba? No falta nada.- Ahora me senté en la cama con las piernas cruzadas pero sin dejar de observarlo.

-Hey, tranquila.- Se sentó de igual forma que yo y por primera vez no me sentí asqueada de tenerlo tan cerca.- Tampoco soy muy fan de que sea ahora. Pero piensa que tiene su lado positivo, podemos conocernos más y ver otra faceta del otro que quizás nos haga llevarnos bien. Además no es tan mala la idea. Somos jóvenes, eso significa que tendremos más energía para todo lo que implica la crianza de un hijo.

Sus razones eran lógicas, claramente la última era la que más me hacía pensar que no era tan loco tener un hijo a esta edad. Pero me negaba todavía a tener que hacerlo con él. No era una persona que me hiciera sentir bien y confiada para entregarle mi cuerpo y encima traer una criatura al mundo. Yo comprendo que esto de ser almas gemelas nos ataba de por vida, pero eso no servía de mucho cuando de criar un hijo se trataba. Sabía de personas que se habían tenido que casar por esto mismo y cuando tenían hijos terminaban siendo infelices. Yo no quería que eso les ocurriese a los míos. Quería que se criaran en un entorno donde sus padres se amaran. Pero era casi imposible que eso ocurriese con él. Si de pequeños, muy pequeños nos habíamos querido un montón, pero cuando comenzó a juntarse con otros niños en la escuela y comenzamos a crecer él cambió y prefirió dañarme antes de dañar su reputación por salir con la "nerd cuatro ojos" del salón. Eso no me permitía confiar en él y solo me hizo sentir rechazo por su persona. Me volví a levantar, esta vez para meterme debajo de las cobijas. Sentí como él también hizo lo mismo y ambos nos quedamos en silencio observando el techo, poco a poco su respiración se iba apaciguando, se comenzaba a dormir. ¿Cómo rayos puede dormir en esta situación?

-Mañana hablaremos esto con más calma.- Susurró antes de darme girarme y darme la espalda haciéndome comprender que él seguía pensando en todo pero igual necesitaba descansar.

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No había conseguido dormir más de dos horas antes de que la maldita alarma del celular sonase haciéndome saber que debía comenzar mi tortuoso día en la universidad y enfrentar el inicio de mi destino. Con pereza me levanté, tomé la ropa que había dejado preparada el día anterior y me metí en el baño para intentar despejar con la ducha todos los pensamientos que giraban en mi cabeza. Dejé correr toda el agua que pude hasta que mis dedos se arrugaron. Una vez salí ya vestida me encaminé a la cocina y grande fue mi sorpresa al ver a Bang ya pronto y haciendo el desayuno. ¿Será que realmente esta cambiando? Me confunde mucho con sus cambios de actitud, a veces me trata super amable, otras es muy odioso.

-Buenos días.- Dijo distante. Perfecto, al menos se que no hace esto por cariño, solo por cumplir con su rol de alma gemela.

Asentí levemente con la cabeza a modo de saludo y me senté donde estaba ubicada mi taza con mi café.

-Deberías secar tu cabello, comienza a hacer frío y no es bueno salir así a la calle.- Dijo señalando lo mencionado mientras dejaba un plato de tostadas enfrente de mi y luego se sentaba a tomar su yogur.

Âme soeur - BangchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora