capitulo 12

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Peter no podía borrar la sonrisa de su rostro. Pasar tiempo a solas con Lali, era lo que más deseaba.

«Estoy feliz ya que Lali tiene vacaciones, su hermana esta en una excursión voy a estar con ella y ya se dónde la
llevaré. Quiero que ella esté feliz estos días que pasaremos juntos, quiero que sea algo inolvidable.»

Mordiendo con cuidado el bolígrafo. Pensó en la sonrisa de ella, en su dulce voz. Nunca había creído en el amor, pero al conocer a Lali, no cabía duda que el amor existe; claro que sí, porque a pesar que sus padres no eran muy emotivos, sabia a ciencia cierta que ellos se amaban.

Un golpe en la puerta, hizo que volviera de sus pensamientos.

— Señor Lanzani. — Flor entró con unas carpetas. — aquí le traigo las cifras de producción y los contratos que tiene que firmar.

— Gracias. — tomó las carpetas. — Flor, necesito que llames a una floristería y pidas un ramo de rosas y lo envíes a esta dirección. — escribió la dirección de Lali y se lo entregó.

— Ahora lo haré señor.

Ella salió dejándolo solo. Comenzó a revisar todo y firmar. Sacar adelante la empresa que la familia de su padre levantó,no era una tarea fácil. Su padre dejó que el trabajo lo consumiera y en algo estaba seguro; no iba a cometer los mismo si un día se convertía en padre.

Siguió revisando todo. Cuando terminó se pudo en pie y tomando su saco, salió de la oficina despidiéndose de su secretaria. Entró a su auto y vio que tenia dos mensajes: uno era de Agus, el otro era de Lali.

El primero en ver su el de su novia y sonrió al leerlo.

Gracias por el precioso ramo de rosas, amor.

Me da gusto que te gustaran, cariño.

Después leyó el mensaje de Agus.

¡Oye, hermano! Los chicos nos vamos a reunir en mi departamento. Te esperamos.

Dale, voy en camino.   

Prendió el auto y salió del estacionamiento. Condujo hasta el departamento de su amigo, antes de llegar pasó por una licorería; compró unas cuantas botellas de whisky.

Cuándo llegó; Agus fue quien le abrió y lo ayudó con las botellas.

— Hola chicos. — saluda a todos.

— ¿Quieres que te sirva un vaso de whisky? — ofrece Agus.

— Claro, por eso traje las botellas. — Dijo al momento que  se sentaba a la par de Pablo.

— ¿Cómo va todo? — preguntó éste.

— Bien. — Agus le entregó el vaso a la vez que le daba a los demás.

— ¿La peti cómo está? — pregunta Agus cuando se sienta.

— No le digas así, no le gusta a ella. — toma un trago. —pero estamos bien.

— Ella no está aquí. — se encogió de hombro tomando unas papitas. — así que todo bien.

— Pero si estuviera  ya te hubiera reclamado. — lo jode Nico.

— No te olvides Nico, que ella se desquito. — Pablo, sonríe. — Ya se le olvidó que le dice....

— ¡No lo digas! — lo miró serio.

 No me puedo enamorar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora