Capitulo 20.

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Los suaves besos de Peter, hacían que Lali sintiera que estaba en la nubes. Su cuerpo reaccionaba a él, temblaba, pero esta vez no de miedo, si no de deseo. Puso las manos en el pecho de él, y Peter dejó de besarla, para mirarla.

Sonriendo tímida envolvió sus brazos en el cuello de él y fue ella quién empezó a besarlo. Ya no podía dar marcha atrás, se dejó llevar y acertar lo que estaba sintiendo. Sintió como peter ya estaba excitado, y estaba igual que él. Peter comenzó a darle suaves caricias en las pierna con cuidado; empezó a subir la mano, sintió un corriente eléctrica, pero ese temblor hizo que él se separara de ella y la miraba con vergüenza.

— Perdón amor. No te quiero presionar, si quieres vámonos a la Casa. Yo no hice esto para presionarte. — se quiso levantar, pero ella lo tomó del brazo para detenerlo.

— No. Peter, yo te deseo, yo quiero que seas el primero y el último. solo te pido que me cuides, yo confió en ti.

— ¿Estás segura? — ella asistió convencida. — Te prometo que voy amarte y tratarte con suma delicadeza, cariño.

Se volvieron a besar. Peter le apartó el pelo y expuso su cuello, y le besó la piel, amaba el olor de ella. 

Lali cerró los ojos y movió su cuello a un lado para darle mas acceso a su cuello. Él profundizó el beso y pasó su lengua por su zona sensible y eso causó que ella soltara un gemido. Peter la abrazó con fuerza y movió sus caderas, ella sintió su excitación. Su respiración era jadeante y sus movimiento cada vez se volvía mas sensuales, lali se forzó por permanecer quieta, pero le era muy difícil. Se separaron y poniéndose de rodillas, le comenzó a bajar el cierre del vestido poco a poco. Le sacó el vestido junto con su sostén, quedando con solo las bragas.

— Eres hermosa. — dijo en el momento que su mano toco sus hombros.

Lali sentía su cuerpo que era puro fuego. Peter la estaba volviendo loca deseo. Él bajó la cabeza y su boca empezó a besarle los hombros y comenzando a bajar hasta llegar a uno de sus pechos, jadeo y Peter siguió torturando con su lengua. Volvió a subir y esta vez la beso en la boca, pero un poco más feroz.

Peter se separó se sacó la camisa  y ella lo oyó  desabrochar el cinturón de su pantalón. Lo vio como se lo bajó junto a su bóxer hasta quedar desnudo ante ella, la recostó y le sacó la última prenda quedando desnuda como él lo estaba. Le separó las piernas y empezó a tocarla, Lali sentía como su orgasmo se empezaba a formar. Era tan maravilloso lo que estaba sintiendo, cuando no pudo más y se dejó llevar.

Él se situó en ella y la tomó de las manos y comenzó a entrar lentamente en ella, hasta que sintió una barrera. Lali cerró los ojos al sentir un poco de dolor y apretó de los hombros a Peter. Él respiró profundo y la besó en el momento que entro en ella. Lali dio un grito de dolor que fue amortiguado por la boca del hombre que amaba y la acaba de hacer mujer, su mujer.

Ella no aguantaba el dolor, pero sabia que era natural. Peter besó su mejillas y sintió el sabor salado de sus lágrimas, espero a que ella se acostumbrara, y comenzó con movimientos lentos. Lali comenzó a sentir que su dolor iba pasando, para sustituir algo tan placentero. 

Puso su brazos arriba de su cabeza. Peter liberó todo la pasión que tenía y comenzó aumentar el ritmo de sus embestidas. Ella lo apretó y comenzó a gemir. Gritando se dejó ir por un segundo clímax. Él no se dejaba de mover y no dejaba de decirle cuanto la amaba, cuando ya no pudo aguantar más y se dejó ir.

Los dos quedaron quietos y con la respiración acelerada. Salió con cuidado de ella y se acostó abrazándola. Lali puso su cabeza en su pecho y sonrió.

— ¿Cómo te sientes?

— Muy bien. — se acurrucó. — me siento muy bien. — sonreía como boba.

— ¿Segura que no te lastimé?

— No mi amor. Fuiste muy dulce, me encanto. Aunque dolió un poquito, pero tú supiste hacerme sentir bien — lo volteo a ver. — ¿A vos te gustó?

— Me encantó. — le besó la frente.

— Te amo. — dijo dando un bostezo.

— Yo a vos cariño. — los cubrió a los dos. — descansa.

Lali cerró los ojos y quedó profundamente dormida. Peter la apretó y se sentía tan feliz de saber que Lali era suya, solo suya y de nadie más.

 No me puedo enamorar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora