➸ En la mente del otro

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El exorcista se encontraba en el restaurante Wanmin, con ambos brazos envueltos encima de la mesa y con su cabeza apoyada en estos, cualquiera que lo vería pensaría inmediatamente que estaba decaído, triste, entre otros. Pero en realidad, sólo tenía una batalla interna consigo mismo, pues últimamente sus pensamientos estaban mucho más confusos que de costumbre, para resumir, no podía sacarse el nombre de su mejor amigo de la cabeza.

La cocinera notó aquello y se le acercó.

Yun ¿Sucede algo? Te veo con los ánimos por los suelos desde hace rato, ni siquiera has tocado tu comida y eso que ya se enfrió hace mucho.

No me sucede nada, sólo... Estoy pensando, nada más.

¿Y en qué?

Levantó la cabeza y le miró soltando un suspiro. —Promete que si te lo digo, no vas a reírte o decirle a alguien más, por favor.

¿Reírme? ¿Decirle a alguien más algo que es claramente privado? ¿Por qué haría eso? ¿Crees que soy Tao acaso? —Preguntó con indignación.

¡L-Lo siento! —Se disculpó rápidamente y con algo de nervios.

No pasa nada, lo prometo. Ahora continúa. —Dijo mientras tomaba asiento.

Verás... Últimamente mis pensamientos han estado... Confusos.

¿Cómo?

Que no me puedo concentrar, hay... Alguien invadiendo mis pensamientos estos últimos días... —Comenzó a jugar con sus dedos. —No puedo evitar pensar en él, simplemente su nombre aparece en mi cabeza cuando menos lo espero, incluso a veces... —Sus mejillas comenzaron a enrojecerse. —Cuando me visto comienzo a pensar si a él le gustará la ropa que traigo puesta, o mi apariencia en sí... ¡Y-Ya lo sé, es raro! —Cubrió su cara con ambas manos lleno de vergüenza.

La cocinera no pudo evitar reír ante el gesto de su amigo, luego puso una mano en su hombro, intentando tranquilizarlo.

Descuida, no te juzgo. —Sonrió. — ¿De casualidad esa persona es alguien que conozcamos? —Al parecer ya tenía a alguien en mente, era su único candidato igual, pues tampoco es que el ojiazul fuese muy sociable como para que esa persona fuera alguien más.

S-Sí... —Respondió aun avergonzado.

Creo que ya tengo una vaga idea de quien podría ser. —El contrario destapó un poco su cara para mirarla a los ojos. —Es Xingqiu ¿No?

Dio un sobresalto, el sonrojo en sus mejillas se tornó mucho más intenso y, por si fuera poco, sus nervios comenzaron a invadirle de una manera mucho más intensa. Quitó sus manos de su cara para posteriormente jugar con sus dedos. Con timidez y ahora intentando no hacer contacto visual con ella, asintió.

Ya veo, lo veía venir a decir verdad. —Rio un poco. —Entonces ¿Qiu es el responsable de que tus pensamientos estén confusos?

¡Y no sé qué hacer! T-Tal vez él me... —Negó rápidamente con la cabeza, su sonrojo seguía aumentando, y con eso su temperatura también comenzó a subir.

No lo niegues, de hecho, es lo más probable.

¿Hmm?

Sólo mira cómo te has puesto luego de mencionarlo, es obvio que te gusta.

Está bien, lo admito... Tal vez sí me gusta Qiu ¡Por favor no se lo digas!

¡Felicidades, Yun! Y descuida, no se lo diré, te lo prometí, después de todo.

Gracias... ¿Cómo que "felicidades"?

Pues te has enamorado, así que-

L-Luego me lo explicas, siento que mi temperatura está subiendo... ¿Puedes-

No hay problema, ya regreso. —No esperó respuesta y se apresuró a ir a la cocina a buscar unos helados. Regresó a la mesa con un par, se los entregó a su amigo –quien se encontraba ya algo débil– y luego volvió a tomar asiento.

El exorcista agarró uno con algo de esfuerzo, de inmediato comenzó a comerlo. 

Gracias...

No hay de qué. Ahora ¿En qué estábamos? ¡Oh! ¡Que estás enamorado! —El contrario no dijo nada y siguió comiendo de su helado. —Voy a ayudarte a que te confieses, claro, si es que tú me dejas.

N-No hace falta, no creo decírselo, al menos no aún.

¿Por qué?

Pues... La probabilidad de un rechazo es bastante alta por si no te has dado cuenta.

Xiangling comenzó a gritar internamente. Por un lado comprendía el miedo que sentía su amigo, pero por otro... Bueno, no está de más recordar que ella también sabe que el espadachín gustaba de él. Tenía unas ganas inmensas de decírselo, pero su sentido común se lo impedía, pues le había prometido al ojiambar que tampoco le diría a nadie sobre sus sentimientos hacia Chongyun.

Regresó a la realidad luego de sentir algunos toques pequeños en sus hombros por parte del nombrado.

¿Xiang?

¡Siento no haberte respondido! —Rascó su nuca avergonzada. —Respecto a lo que dijiste... Sí, estoy consciente de ello, pero no vendría mal intentarlo igual.

No. —Dijo frunciendo el ceño.

Lo intenté al menos. —Rio animadamente.

Y así fue como Xiangling se convirtió en la responsable de guardarle los secretos a un par de jotos que se gustaban mutuamente.

❝Amorometro❞ [Xingyun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora