❝Amorometro❞ [Xingyun]

➸ Besar

El exorcista se hallaba teniendo una crisis, un gay panic, otra crisis y por si fuese poco, sus nervios estaban hasta el cuello.

Caminaba de un lado a otro abrazándose a sí mismo, tenía las mejillas teñidas de un rojo bastante fuerte y tocaba sus labios de vez en cuando.

—Yun, tranquilízate un poco, más bien dime qué fue lo que pasó —Habló la cocinera, que le acompañaba e intentaba hacer que se calmara aunque sea por un segundo. —Desde que me llamaste lo único que has hecho es caminar y caminar mientras estás más rojo que un chile.

— ¡L-Lo siento! —Se detuvo por un momento. —E-Es que... —Comenzó a jugar con sus dedos mientras sentía que el color rojo de sus mejillas aumentaba más. Xiangling hizo un gesto para que continuara. — ¡Q-Qiu me besó!

— ¿¡Cómo!? —Preguntó con sorpresa.

— ¡Y e-encima en los l-labios!

— ¿¡En los labios!? —Negó rápidamente con la cabeza. —A ver, a ver, a ver, ¡Necesito una explicación, pero ya!

—V-Vale...

[Más temprano ese día...]

El par de mejores amigos se encontraba en casa del más alto, leyendo una de sus novelas, como era de costumbre, el menor estaba recostado en el hombro de su contrario, mientras que este último le tomaba de la mano esperando la señal para pasar de página.

Al sentir que la mano de su contrario se movió levemente, pasó a la siguiente.

Pasaron un buen rato en esa situación, hasta que el mayor suspiró y cerró el libro, haciendo que el de orbes azules se sobresaltara y le mirara confundido.

— ¿Pasó algo, Qiu? —Preguntó. —Siempre me avisas antes de cerrar el libro para continuarlo después...

—Lo siento, es que creí que habías terminado. —Se excusó.

—Pero no te di la señal... —Pudo notar que la expresión de su contrario cambió a una más neutral. — ¿D-Dije algo malo? —Preguntó ahora con nervios y con miedo de haberle hecho enojar.

—No, no, descuida, no hiciste nada malo. —Sonrió levemente, aunque su sonrisa fue cambiada por una expresión neutra, de nuevo. —Es sólo que estoy... Pensando.

— ¿Puedo saber en qué?

—No es nada importante, tranquilo.

—Claro que lo es, si no lo fuera no estarías con esa cara tan larga.

Soltó un suspiro. —Bueno, está bien, te lo contaré. —El menor guardó silencio para que su amigo comenzara a hablar. —Es por lo del rito.

El contrario le miró con confusión.

—No lo malinterpretes, me divertí mucho contigo, a lo que me refiero es a lo que pasó luego de que termináramos de bailar.

Un leve sonrojo adornó sus mejillas luego de recordar cómo su amigo le miraba fijamente mientras le tomaba del mentón.

—Que yo sepa sólo nos halagamos, n-nada más...

—No me refiero a eso- —Frotó su sien. Luego se puso lo suficientemente cerca del menor como para que sus respiraciones se rozaran.

El sonrojo del pobre exorcista aumentó de una, pues estaba acorralado entre la pared y su amigo. — ¿Entonces a qué t-te refieres?