❝Amorometro❞ [Xingyun]

➸ Regalar

El pequeño exorcista caminaba de un lado a otro, pues estaba desesperado. Intentaba pensar en qué regalarle a su amigo, para poner un poco más en contexto, el ojiazul no era muy sociable y tenía ciertas dificultades para hacer amigos, no sólo por su condición, también porque de por sí le daba algo de pena hablar con extraños.

Bueno, resulta que hace ya varios meses había conseguido hacer un nuevo amigo, el hijo del dueño del Gremio de Comerciantes, para especificar. Desde hace bastante que quería regalarle algo como muestra de amistad, tal y como lo hizo con su otra amiga, Xiangling, a ella le había dado como regalo un pequeño gancho para el cabello de color dorado.

Regresando, su tía le acompañaba, estaba sentada en uno de los muebles, mirándole con una ceja levantada, pues se le hacía algo extraño verlo de esa manera.

—Siento sacarte de tu burbuja y eso pero... Qué fue lo que pasó que andas, no lo sé... ¿Tenso? Sabes que no te hace bien ¿Verdad?

El menor detuvo su caminar, luego miró a la albina. —Lo siento, es que, bueno, sabes que hace un tiempo hice un nuevo amigo ¿Cierto? 

—Sí, y siendo honesta ese chico no me agrada. —Dijo cruzándose de brazos.

—Lo sé, pero eso no es lo importante... —Soltó un suspiro. —Quiero regalarle algo, ya sabes, como lo hice con Xiang, pero no se me ocurre nada.

—Así que es por eso. —El pequeño asintió. — ¿Me dices que no tienes nada en mente para darle? —Ahora el contrario negó. —Bueno, lo único que se me ocurre ahora son brazaletes que combinen o algo así, no sirvo para esto de dar ideas, lo siento.

—De hecho... No suena tan mal, sólo que cambiaría los brazaletes por otra cosa... —Guardó silencio para pensar en un objeto alternativo. — ¡Ya sé qué hacer!

— ¿Tan rápido?

Asintió alegremente. —Pero antes necesitaré comprar los materiales ¿Puedes...?

Rio levemente. —Claro, ten. —Sacó de su bolsillo unas cuantas Moras y se las entregó. —Creo que con esas será suficiente, tampoco es que sean tan caros.

—Gracias. —Sonrió levemente mientras tomaba el dinero.

—Lo que sea por mi sobrino.

[...]

Luego de comprar lo necesario para el regalo, regresó a su casa, apenas llegó se dirigió rápidamente a su habitación, puso las cosas en el suelo con cuidado, luego se sentó en este mismo y se puso manos a la obra.

Al día siguiente llamó a su amigo y le pidió que viniese a su casa, el mayor aceptó sin dudarlo, y en menos de media hora ya estaba tocando la puerta para que le abriesen.

El de orbes azules fue corriendo hacia la puerta lo más rápido que pudo, luego le abrió a su contrario, éste último entró a la casa y tomó asiento en el mueble de la sala.

—Pensé que te tardarías más, ni tiempo de acomodar mi cabello me diste. —Rio por lo bajo mientras se sentaba junto a él.

Rio de igual forma. —Perdón, aunque tampoco es que se vea tan desordenado ¿Sabes?

—Eso dices, pero créeme, está hecho un nido.

—Si tú lo dices pues bien. —Se recostó levemente en el mueble. — ¿Y para qué me pediste venir?

— ¡Oh! Era para darte esto. —Sacó una cajita de color azul cielo adornada con un moño de color rojo. —Es algo que hice para ti, como una forma de agradecerte por ser mi amigo. —Sonrió.

El ojiambar tomó la cajita y la abrió con cuidado, en su interior había lo que parecía ser una especie de talismán/lazo de color dorado.

—También hice uno para mí, para así combinar y eso. —Rascó su nuca y sacó de su bolsillo el objeto para así mostrárselo. — ¿Te gusta?

Sacó el lazo de la cajita y sonrió cálidamente, luego lo guardó en su bolsillo al igual que el menor. 

—Sí, es muy bonito, muchas gracias.

—No hay de qué. —Le dedicó una sonrisa tímida.

—Yun, hagamos algo.

— ¿Hmm?

—Si algún día llegamos a obtener una visión, pondremos los lazos en ellas, así resaltarán más y no estarán en un bolsillo todo el tiempo ¿Qué te parece?

— ¡Me parece bien!

—Está decidido, entonces.

Ambos se sonrieron mutuamente.

Luego de ello, pasaron juntos el resto del día, hablando sobre varios temas, paseando por las calles y jugando alguno que otro juego.