4: El duelo.

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4: El duelo.

Me invadió la tristeza. ¿Por qué? ¿Quería un hijo? ¿Me sentía culpable porque quería una familia?

Estaba aliviada, pero no porque salió negativo, sino porque al menos no tendría que decirle a Devon que no estaba dispuesta a abortar. Odiaba las confrontaciones. Detestaba las peleas y nosotros no teníamos mucho de eso. Sobre todo porque cuando no estábamos de acuerdo, yo cedía. Si lo pienso bien, yo siempre aceptaba sus palabras como ley.

Veíamos lo que Devon quería. Hacíamos lo que Devon sugería. Íbamos a donde Devon decía. Pero nos entendíamos. Éramos felices de esa manera. Él tenía el control de la relación y la situación. Para mí era más fácil así.

Pero, por una vez, solo una, deseé ver las dos rayas azules para entonces tener una excusa para decir lo que deseaba. Porque quizá no quería una familia… pero sí necesitaba algo…, y mi interior me decía que no lo encontraría en Devon.

En ese momento yo no me entendía. ¿Por qué buscar un motivo para pelear con Devon? No estaba segura, pero era como la gota de un grifo dañado que puedes ignorarlo por un rato, sin embargo, llega el momento en el que se desborda el vaso.

Cuando él llegó, pasadas las nueve de la noche, el lugar que estaba lejos de ser un hogar se encontraba a oscuras. Me sentía desanimada. No entendía por qué, si tenía el novio perfecto, no era feliz.

—Sé que es tarde, pero me quedé con los chicos jugando al xbox. Debiste venir. Weiz fregó el piso con Duncan…

Devon olía a cerveza. También a cigarrillos. La cosa era que el chico que amé en la secundaria se estaba perdiendo últimamente. Yo me estaba perdiendo. Y ambos íbamos rumbo a lo más bajo que puede caer una pareja…

¿Sabes qué pasa en una relación que no está funcionando como antes? Que nos aferramos a los años pasados, a los recuerdos, y nos engañamos con la mentira de que es normal estar atados a una relación mediocre. Porque esa persona te hace feliz ¿no? ¿Dejarás todo los sacrificios por un momento malo? No, muy pocos lo harían.

Y allí está la gran mentira de los que no saben un carajo sobre relaciones: que cuando uno trata de enmascarar un problema esperando que se solucione solo, eventualmente, crece hasta volverse irreparable.

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—Visitaré a mamá. Volveré alrededor de las ocho.

Mentía con más frecuencia desde mi primer aborto. Supongo que si pude cargar con la careta de que no me importaba eliminar una parte de mí, entonces era bastante buena para engañar al resto.

En vez de ir adonde dije que iría, fui a un parque que nunca había visitado con Devon. Yo no era de parques tampoco. Sin embargo, empezaba a sentirme asfixiada. De la vida que tuvimos y la que comenzamos a tener en algún punto. Necesitaba pensar, o al menos, estar sola.

Devon no lo notaba. Que sus amigos ya no los sentía como míos. Que tenía dudas de las cosas que teníamos en común. Que la relación la sentía forzada. Cada día pensaba que no lo conocía y que tampoco me conocía.

Fue de esa manera inocente que perdía el interés en un futuro con Devon. Como decía mi madre: empecé el proceso del duelo aun viviendo con él.

KavanoughDonde viven las historias. Descúbrelo ahora