Capítulo 3

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En el ascensor, Pablo repite de memoria los grados de inclinación que debe utilizar para el saludo. Es tanto el quilombo que opta por saludar a todos con cuarenta y cinco grados y a la mierda.

Llegan al piso cincuenta y siete, y las puertas metálicas se abren para dar paso a un largo pasillo que comunica con la sala del CEO de Samsung, en donde los esperan. Apenas ingresan, se encuentran con diez personas adentro, charlando casualmente, o al menos eso intentan simular. Es literalmente imposible relajarse en una situación así. Tenés enfrente al tipo que representa una quinta parte del PBI de Corea del Sur.

Uno de los gerentes se acerca a ellos y el dúo imita el movimiento. Con un ensayado saludo de cuarenta y cinco grados, Scaloni se presenta primero y luego lo hace Pablo, tratando utilizar la mejor pronunciación que puede. Los demás coreanos retribuyen el saludo con una cortés reverencia.

"Por fin nos conocemos," dice el Huh Jung-moo, CEO de Samsung Electronics, extendiendo la mano. A pesar de que son extranjeros, en estos ámbitos se sabe que el apretón de manos es el saludo de los occidentales y se acepta como tal. Ambos lo saludan de la misma manera, sin perder contacto visual antes de que se dirijan al pez mayor. "Vengan, los presento con el presidente del directorio."

La oficina está ricamente decorada con arte moderno y algunas armaduras y espadas antiguas que tienen toda la pinta de ser originales. Cada artefacto histórico debe costar básicamente lo mismo que una casa. Pablo se concentra en el presidente, el tipo más groso de toda Corea después del primer mandatario y se inclina lentamente en una profunda reverencia.

"Los jóvenes de Argentina," dice el hombre, sentado en su sillón de cuero junto a los demás en la sala. A diferencia del otro, éste no les da la mano. Pablo y Lionel esperan que les den la orden para sentarse y el hombre mayor, con un ademán, les indica sus lugares. Scaloni es el primero que habla.

"De parte del Presidente, José Pekerman y por supuesto, de la nuestra también, agradecemos profundamente la oportunidad que se nos brinda. Trabajaremos duro para este proyecto conjunto." Scaloni nuevamente inclina su cabeza un poco para acentuar la seriedad de sus palabras.

El presidente parece satisfecho con el perfecto coreano con el que se expresa el sudamericano y asiente. "Es la primera vez que trabajamos con una empresa Argentina, y las referencias que nos han dado son excelentes. Tuve la oportunidad de charlar con el Sr. Pekerman y parece un caballero muy lógico y claro."

Scaloni y Aimar asienten, escuchando al mayor. Unas de las reglas de oro en la conversación coreana es esperar que el mayor de los hablantes termine de decir lo que tenga que decir, sin interrupciones y responder sólo si el mayor pregunta. El presidente hace un leve movimiento de cabeza al CEO y éste comprende perfectamente lo que tiene que hacer. Se pone de pie de su asiento y con su mano, comienza a presentar al resto del equipo que trabajará con ellos. "Y finalmente, nuestro Gestor de Calidad, Cho Gue-sung y el Jefe de Equipo a cargo del proyecto que van a trabajar, Son Heung-min."

Aimar y Scaloni saludan con una breve reverencia y Heung-min les estrecha la mano. "Me dicen Sonny. Mucho gusto."

Pablo se relaja un poco con la actitud de este último, no parece tan acartonado como todos los demás y encima usa nombre occidental. Los argentinos se ubican en sus asientos y comienza la reunión con las firmas de los contratos, la explicación de algunas pautas a seguir en la pasantía y las expectativas de logro. Todos están sumamente interesados en lo que los sudamericanos puedan aportar, no mucho desde el punto de vista técnico, del cual ellos obviamente los superan, sino desde lo práctico.

"Nuestro sistema de videoarbitraje tiene que ser el elegido por FIFA. Tenemos conocimiento de que otras empresas están trabajando ya en productos similares, pero confiamos en su visión para esto," explica el CEO, dirigiéndose a los recién llegados.

Cuerpo Extraño (Scaloni x Aimar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora