Capítulo 19

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Pasó un año desde que Pablo regresó a su país y las cosas no han cambiado mucho.

Decidió evitar toda noticia relacionada a Lionel y su casamiento y también cualquier cosa que estuviese relacionada con Samsung. Juan Román fue enviado en su lugar y por lo que José le llegó a comentar, le cuesta un poco el idioma, pero de a poco se va acostumbrando. Antes de que partiera, Pablo le pasó el contacto de Seung Won para que pueda tener a alguien de confianza que además hable español y lo auxilie en caso de emergencia. Y desde ahí no mantuvo contacto con él nunca más, no quería saber nada de lo que estuviese ocurriendo en Corea. Lo único que Pekerman le dijo es que Román estaba viviendo solo en el departamento.

En resumen, Pablo asumió que Lionel ya estaba viviendo en su nueva casa con su esposa.

Pablo siguió como gerente junior en Pekerman S. A. atendiendo las demandas del mercado y colaborando al máximo con sus equipos a cargo. Las cosas estaban yendo muy bien. El empuje que recibieron por la pasantía en Samsung dio sus frutos y ahora son uno de las empresas más consultadas en tecnología del deporte.

Apenas pisó tierra argentina se tomó otro avión a Rio Cuarto desde Aeroparque. Necesitaba volver al nido y cuando su padre abrió la puerta de su casa, el joven se abalanzó con un llanto desgarrador. Su padre solo atinó a abrazarlo y besar sus rulos, consolándolo hasta que pudiese hablar. Pero Pablo no dijo nada. Solo mintió diciendo que extrañaba mucho su casa y necesitaba estar con los suyos. Obviamente, Ricardo Aimar no nació ayer y supo que algo más le pasaba su hijo, pero esa primera noche lo dejó pasar.

Pablo se instaló en la casa de su padre por unos días hasta que Pekerman lo llamase de nuevo para trabajar. Le había dado un par de semanas de descanso para que recupere su salud y se relaje antes de volver al trabajo a full. En su antigua pieza, desarmó su valija y le regaló la taza que había comprado en Corea a su padre. En el apuro, no tuvo tiempo de comprar regalos para nadie. Se sentó en su cama y tomó el retrato con la foto familiar en su mesa de luz. La acercó a sus labios y posó un dulce beso sobre el rostro de su madre fallecida, deseando con toda su alma que pudiese estar con él ahora para darle fuerzas.

Pasaron los días y fue Ricardo finalmente el que abrió la caja de Pandora que su hijo celosamente resguardaba. Al principio, Pablo negó todo hasta que se quebró y le confesó lo ocurrido a su padre, incluyendo su huida desde Corea por su salud mental. El patriarca Aimar solo atinó a abrazar fuerte a su hijo y decirle que había hecho lo correcto. Lo único que importaba en este momento era su bienestar, a como dé lugar. Pablo sabía que su padre no se tomaría a mal el hecho de que hubiese cortado con su novia y que se haya enamorado de un hombre. Es un padre comprensivo y que vive por sus hijos, especialmente por su felicidad. La partida de Mary dejó a la familia sin una pata importante y se sentía en la obligación de cargar con el peso de ser un poco más emocional de lo que anteriormente era, más empático con sus hijos y nietos.

Laura y Andrés, los hermanos de Pablo, salieron corriendo hasta la casa paterna apenas su padre les avisó de que el hijo del medio había llegado. Laura lo llenó de besos y Andrés se dedicó a escucharlo, porque ese es justamente su mejor don: escuchar. Aimar pasó esas dos semanas recargando pilas con sus sobrinos y hermanos. Fue una pequeña curita al alma después de tanto ajetreo.

Pero una vez que ya estaba lo suficientemente repuesto, volvió a trabajar. Pasar junto a la puerta de la antigua oficina de Lionel no era tarea fácil, pero lo superó. Sus compañeros, obviamente le preguntaron de todo, pero cuando se ponían demasiado densos con algunas preguntas personales, metía alguna excusa para poder volver a su trabajo y escapar a la socialización. Estaba harto de tener que poner la cara contando su infame experiencia en aquel país. Necesitaba paz y tranquilidad.

Cuerpo Extraño (Scaloni x Aimar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora